Hay gente muy rara. Que habrá quien diga que no, pero la ciencia lo demuestra sin ir más lejos indicando que hay canales de teletienda 24 horas y gente que los ve las 24 horas. Que tienen ahí todo explotao al señor que se asombra por cualquier gilipollez que dice: “¿Un cuchillo que lo mismo corta pan, latas vacías de birra o un tirafondos oxidao del 8? ¡Vaya, es increíble Mike!”. ¿Dónde están ahí los sindicatos? ¿Eh? ¿Cuándo duerme ese hombre? ¿Es ético explotar a un ser humano asombrándose de polladas y cosas de mentira las 24 horas como si aquello fuera una red social? ¿EH?

Hay hasta gente que se empeña en separar la cebolla de la tortilla. Los secebollistas. O gente que abomina del uso del orégano y el cebollino, pero luego le echan tomillo hasta al Cola Cao. Los especistas.

Gente rara, como Californio Gordales, que en 1835 decidió que se iba a volver onicófago porque molaba mucho y era barato. Hay gente así de monguer. Su aventura duró poco porque al arzobispo de Solsona le incomodaba muchísimo que Californio le comiera las uñas de los pieses durante la procesión del Corpus Christi, que así no había ni Christi que procesionara o procesionase ni corpus que lo aguantara. O aguantase. Hasta que al arzobispo se le inflaron los incensarios y le saltó toda la castañuela a Californio de un piadoso patadón en mitad del medio de la boca, que tuvieron que extirparle la chiruca arzobispal de la campanilla con cesárea. Aquello supuso un grave menoscabo para la integridad física de la chiruca arzobispal y para la de Californio, que en adelante se vio obligado a practicar la onicofagia con pajita, cosa de gran dificultad. Y es que es bien sabido que el clero, cuando le comes las uñas de los pieses, tiene propensión a meterte dos encíclicas en tó lo alto que te arranca la cabeza. La prensa de la época, como no podía ser menos, se hizo eco del incidente. Así: “Incidente…ente…ente…ente…”. Y se quedaron tan pichis, porque la prensa del siglo XIX era ante todo decimonónica. No como la de ahora, que apitijander more nauuuu.

Pero hay gente más rara que los onicófagos. Es el caso del conocido político Charles Poochthemount, que tenía la extraña costumbre de alimentarse de aire. Practicaba por tanto la aerofagia, aunque los más puristas le acusaban de masón. Los más nihilistas por el contrario le acusaban de masoff, y los más antisistema lo consideraban un auténtico Robin Hood porque le robaba el aire a los ricos para redistribuirlo entre los pobres en forma de cuesco. Una cosa muy elaborada. Al fin el dueño de la materia prima y los medios de producción entregaba toda la plusvalía directamente al pueblo demostrando que la utopía es posible. Hubo algunas dudas, acalorados debates de béisbol y encendidos cócteles Molotov, pero finalmente el Club de fans de Paquirrín miró en el diccionario lo que quería decir “utopía”, quedando todas y cada una de sus dudas inmediatamente como estaban. Pero buscaron “culo”, “pirula” y “caca”, y aquello fue una risión. Luego aprovecharon para calzar la mesa con el diccionario y se vieron el Sálvame subtitulao con dibujos.

Hay otros ejemplos de gente rara, como la tejedora Enedina Cuatro, mujer de particular rectangularidad, que en 1963 perdió la lengua por su afición a chupar máquinas de tricotar, episodio que plasmó el psiquiatra de origen irlandés Efrén O’Pático en sus estudios “La tricofagia es una cosa muy mala” y “Tricofagia y lenguas muertas: el chupar se va a acabar”.

No menos extraño es el caso del activista moral y ético Onofre Luis de la Concepción, que sembró el caos en las playas de Levante fumigando senos impúdicos. Era senófogo. Onofre Luis falleció en extrañas circunstancias practicando el onanismo en un confesionario de Ikea. Era muy de montárselo solo.

Caso aparte es el de Luciferio Potas, conocido satanista que tuvo que renegar de su fe porque padecía de Hexakosioihexekontahexafobia, que eso es cuando te da mal rollito el número 666, y en las misas negras sacrificaba pollos con wakame sobre un “656” escrito con Bic naranja en un cartón de Ducados. Lo echaron de la secta por transversal, por raro, por capicúa y por hereje cabrón viéndose obligado a alejarse de Satanás. No supo canalizar toda la rabia que le produjo este triste episodio, y un día que preparaba zumo de naranja apretó mucho y se exprimió todo el brazo hasta la rodilla, falleciendo a las pocas horas por falta de vitamina C.

Es destacable la historia del italiano Enrico Profilia, que tras ser gótico, heavy, mod, rocker, youtuber, influencer, hipster, jarripotter, heterohomoparacistransmetroprepostsexual, comunazi, y comercial de Jazztel, no terminaba de encontrar su lugar en el mundo, cosa muy comprensible. Afortunadamente, gracias a un anuncio en la hoja parroquial del Movimiento Laico Radical Ultracatólico, ingresó en la Hermandad Mística de Amigos de Mengele, donde le iniciaron en el maravilloso mundo de la oculofilofilia, pero lamentablemente falleció a causa de un shock anafiláctico producido por su alergia galopante a incrustarse guadañas en el ojo. A veces la vida es incisocortante.

Hablando de gilipollas, se me viene a la mente la historia de Fray Indolencio, que ingresó en el convento de clausura a la temprana edad de 16 años un día que llovía, y por no sacar el paraguas se metió en el primer sitio que pilló. Y como para renunciar a satanás, a los Doritos, al pecado y a los discos de Luis Cobos no había que hacer nada, ingresó en la orden donde permaneció como novicio furriel durante 60 largos años dedicado a hacer rosarios con las pelotillas del ombligo hasta alcanzar una destreza tal, que se podría decir que hacía los rosarios con las pelotillas. Llegada la senectud, escribió su conocido libro de memorias, donde explicaba las razones que le habían llevado a ejercer su vocación monástica: “Yo me cago en las jornadas de puertas abiertas y en las puertas que abren p’a fuera”, obra que tantas vocaciones frustró durante generaciones. Indolencio falleció en un terrible accidente de botafumeiro a la temprana edad de 98 años sin haber conocido el pecado ni a Luis Cobos.

Pero si de verdad queremos hablar de alguien raro de carallo, se hace necesario sacar a colación a Edelmiro Fouciñas, natural del mismo Wisconsin, provincia de Lugo. Era Winquensiño. Edelmiro era además profundamente querido por sus amigos, que le describen como «un gentuza, un lumpen calidad extra, y un cabronsón abominable de mierda». Al igual que sus múltiples enemigos, que le adoraban y cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta, le mandaban un ramito de violetas escupidas, cosa que agradecía con gran profusión de indiferencia.

A Edelmiro se la traía floja todo, hasta el punto de que estaba casao y no lo sabía, cosa que a su mujer, José Alfredo Parihuela, le producía gran alivio porque trabajaba de matrona en un concesionario de Seat y no conocía de nada a Edelmiro. Es muy célebre la anécdota que cuenta cómo una vez presentó la Declaración del IVA sin IVA, y a los de Hacienda se les colgó el Windows, pero a Edelmiro le importó una mierda. Era un ciudadano de lo peor. En 2009, le pidió a un señor que había en el urinario de al lado que le creara una cuenta en Facebook, red donde se hizo sumamente popular por su equidistancia en todas las polémicas, hasta el punto de que sólo usaba los botones “Me la suda” “Me la bufa” y “Me la pela”. Pocos años después falleció en un trágico accidente de monociclo al perder la rueda, que venía mal apretada de fábrica. Hoy, se puede leer en su epitafio: “Edelmiro Fouciña. Falleció porque se la traía floja”.

Vaya pues este capítulo veintisiete de Borja y Sandra Mary, en memoria de Edelmiro y de toda la gente rara que en el mundo es, porque sin ella, todos los días serían iguales como los discos de Luis Cobos y los Telediarios a primeros de octubre.

Para los no iniciados en este asunto, dejo el enlace al primer capítulo porque si no se lee desde el principio no se lee desde el principio:

Ir al capítulo 1

 


¡Sonso, tía! ¡Por aquí todo fenomenal que te cagas!  Ya he tenido que sacar la ropa de entretiempo: las chanclas, los polares, los calcetines de cuello alto, las pashminas de seda salvaje y las de seda civilizada… #QuéMonasQueSon El otoño aquí es muy bonito y lo mismo sopla aire frío que caliente, que hay mucha humedad o está húmedo que te cagas, que entonces es cuando el verdín se llena de verdín, que es una cosa muy redundante que tienen aquí. Tiendes la ropa y se te moja, pero si sale el sol no hay problema porque se seca y se queda de cartón, que la puedes usar de contraventana. Pero si la dejas un rato se rehidrata otra vez y ya le sale verdín. 

En otoño aquí se hacen cosas otoñales tradicionales muy cuquis. Por ejemplo, cogen y se van al bosque más cercano a recolectar castañas con una bolsa del Ikea. ¡Ay, qué rústico! ¡Yo quiero, tía!.  Pues dicho y hecho: nos subimos al mini con cuatro bolsas de Gucci y salimos a recolectar castañas ahí a lo súper random, donde nos quisiera llevar el viento. ¡Como el gobierno! #CómoMolamosTía #QueSí #QueMolamos#Bastante. El primer intento salió regular porque los vientos nos llevaron a un Alimerka, que estaban las castañas súper caras y estaban ya recolectadas. #EstabanRecolectadasTía #YEranSúperCaras En el segundo intento se nos paró el Mini dentro de un túnel, que yo no he pasado tanto miedo en los días de mi vida, tía.  Nos pusimos súper nerviosos, pero Borja enseguida se hizo con el control de la situación, se puso el chaleco reflectante de Desigual, y se bajó para poner el triángulo de emergencia  #AyQuéRudoQueEs  #ComoBertínOsborne¡Qué fuerte tía! ¡Tenemos triángulo de emergencia! ¡Al Mini no le falta detalle, y eso que no es la versión Full Equip!

Al principio todo el mundo nos pitaba ¡Seguro que querían llegar primero a recolectar todas las castañas del bosque! #QuéJuegoMásSucioTía#ComoEnSálvame . Pero enseguida he visto por el retrovisor a Borja, que lo estaba haciendo fatal. Había puesto el triángulo en el suelo y ahí estaba pasando de todo hablando por el móvil ¡Qué inútil que es, tía!  ¡Al final lo tengo que hacer yo todo!  Así que me remangué los shorts de recolectar castañas, me puse el otro chaleco reflectante y ¡Horror!  ¡Era un chaleco reflectante de “Carrocerías Fanjul”! #QuéCosaMásOrdinaria ¡Siempre se queda él con todo lo bueno!
Total, que hice de chaleco corazón, me retoqué la sombra de ojos, que no pegaba nada, y me bajé a resolver la situación. ¡Ay tía, tenías que haberme visto controlando la situación que te súper cagas! Todos los coches bajaban la ventanilla para decirme piropos de aquí: 

-¡Faltosa! ¡Sácate de ahíiiiii!

-¡Mozaaaa, van esfarrapate!

-¿Qué? ¿Diote un ataque epiléticu? ¡Gonmimaaaadre chaval!

Y todo así. ¡No se ha visto a nadie agitar el triángulo como yo! ¡Dame una S! ¡Dame una O! ¡Dame una S! ¡S.O.S.!   Tía, las clases de animadora del equipo de Pádel Tennis han servido para algo. #QuéPráctico

De repente he visto unos destellos azules por el túnel, y he querido hacerles señas ¡Dame una B! ¡Dame una E! ¡Dame una N! ¡Dame otra E… ¡BE-NE-MÉ-RI…  Tía, y cuando estaba haciendo el ¡TA! Le he arrancado el retrovisor con el triángulo al Patrol de la Guardia Civil, que les ha parecido fatal. #TíaQuéMalLesHaParecido . Se ha bajado el sargento y nos ha apuntado con la linterna, que de los destellos del chaleco de Desigual le ha dado un ataque epiléptico al pobre. Pero enseguida se ha recuperado y se ha puesto bien #SepusoBenemérito #MenosMalTía

Al final la multa ha sido de seiscientos euros por uso indebido de triángulo, tenencia de chaleco cuqui no homologado y coreografía no reglamentaria . El retrovisor nos lo han perdonado porque dicen que les mandan repuestos de Barcelona. Cuando he visto la multa casi me dan los siete males bisiestos, tía ¡Estábamos en los túneles de Padrún!  Le he preguntado al guardia dónde se podían recolectar pimientos de Padrún #UnosPicanyOtrosNun, pero se ha marchado llorando. Cuando llegó el señor de la grúa, resulta que era el mismo que nos atendió el día que llegamos a Asturias. ¡El pobre lloraba de la emoción!  Antes de atendernos se puso de rodillas y recitó un mantra de los de aquí:

-¡AKIEN MATEYO MAMINA! ¡VALMAS DIRPA LAMINA!

¡Ay, tía un mantra poético! #QuéMajo . Enseguida ha hecho el diagnóstico del Mini: “Fallo en el circuito de ignición por desequilibrio de la mezcla combustible-comburente en proporción porcentual 0-100”. ¡Ay tía, verás la factura! ¡Adiós a la renovación de fondo de armario!  Pero de repente va el tío, coge una garrafa con un pitorro y echa no sé qué en el agujero de meter la gasolina y va y arranca el Mini. Nos dijo que fuéramos de inmediato a la gasolinera. De hecho insistió en que con lo de irnos de inmediato bastaba ¡Fijo que va a comisión con el de la gasolinera! Como dicen aquí, esto ye todo un sacaperros, tía.  En agradecimiento le he hecho otra coreografía con el triángulo 

-¡Dame una Súper! ¡Dame una gracias! ¡SU-PER-GRA… y se ha pirado derrapando por el túnel marcha atrás #QuéDesconsiderado #PasoTía 

Al final nos fuimos del túnel del Padrún sin pimientos ni nada, pero a los pocos kilómetros había una salida y seguimos un ratito por una carretera secundaria, luego por otra terciaria, y luego por tres caleyas de tercera B hasta que llegamos a un bosque que había allí. Tía, qué bonito es el bosque.  Había una familia de doscientos jabalíes y todo por allí recolectando castañas, y haciendo cosas de jabalíes. Iba a hacerles una coreografía con el triángulo , pero también se piraron los doscientos. #NoMeCaenBienLosJabalíes  Lo de recolectar castañas es muy cansado. Hemos llenado todas las bolsas de Gucci hasta arriba. Las castañas de aquí tienen pelos por todas partes, tía. Son así cono hippies. Ya verás cuando las depile. Voy a hacer cosas asturianas de castaña que lo vas a flipar. Marrón glacé, compota de castaña, pudding de castaña, y todo eso que comen aquí. Lo mismo me da por innovar y las aso sin nada más, en plan minimalista ¡Qué subidón! 

Te dejo tía, que a Borja lo han rodeado los jabalíes y le están robando las castañas. Voy a coger el triángulo ¡Dame una ja! ¡Dame una ba! ¡Dame una li…. ¡Otro día te cuento más cositas! ¡JA-BA-LÍ-Í-TOS…

Besitos de Borja y Sandra Mary 

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