-La gocha Peggy. La madre que la parió, qué cosa más estúpida, egocéntrica, tonta del lacón y sinsustancia. Además se dedicaba a anular y ningunear porque sí a la rana Gustavo. O sea, era arranante la hiaputa. Eso sí: lo de no tener espejos en casa es una tradición que ha dejado muy arraigada a juzgar por lo que se ve por ahí. Y por aquí también.
-Piolín: no se ha visto una cosa más repipi repolluda y comemieldas en toda la galaxia. Era decir aquella soplapollada de «me pareció ver un lindo gatito» y me subía la tensión y los triglicéridos. ¿CÓMO QUE «ME PARECIÓ»? ¡REPOLLO CON PLUMAS!
-Correcaminos: cada vez que se apretaba los webos y sonaba «MIC, MIC» yo le suplicaba a los Reyes Magos o al Cártel de Sausalitos que me trajeran un Kalashnikov de segunda mano. Pero jamás me lo trajeron ¡ESOS JIPIS PACIFISTAS! Se dice que el episodio donde la diña el pollo mutante es apócrifo, pero para mí es totalmente verdadero. Y de ahí no me saca nadie. A ver si no voy a tener derecho a mis fanatismos y mis cosas. Veo por aquí gente muy fan de ministros y no os digo nada.
Luego ya están currutacos de baja estofa como Elmer, el cazador tontico que quería cazar a Bugs Bunny, Mr. Magoo, la persona de capacidades visuales alternativas y santo patrono de los votantes irredentos…
El inspector Gadget es un caso aparte. Era como el cuñao lerder que se traía de Andorra y Canarias avanzados dispositivos que eran a la vez radiocasete, linterna, brújula, mondadientes y licuadora. De aquellos que llevaban 8 pilas de las gordas que duraban lo que un Frigopie en una fragua. Si lo pillo, lo arrastro por una plantación de gadgetochumberas por estomagante. Taque lo parió…
Y de otra manera, se ha quedao buena tarde.