Parece ser que tras reponer Verano Azul este verano, vuelven a re-reponerlo a partir de la semana que viene, por si hay algún giro de guion que haya podido pasar desapercibido. Pero hay una cosa que hasta el día de hoy había hecho que cada 9 de eneriembre, como siempre sin tarjeta Visa, me inquietare, atormentare y perturbare: ¿QUÉ HABRÍA OCURRIDO SI VERANO AZUL SE HUBIERE RODADO EN ASTURIAS? ¿EH? ¿QUÉ?

Pues pa mí que hubiere ocurrido tal que asín:

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Julita, la fía de Adela la de casa Pachón, es una pintora de éxito afincada en Pesoz que queda viuda justo el mismo día en que fallece el su home. Ante tal coincidencia, marcha pa Cudillero a pasar el verano en la costa, cosa muy normal en no habiendo mar en Pesoz. Creo. Allí conoce a una simpática pandilla de muchachuelos que veranean en la localidad: Tito, Vacona, Javierín, Trizuca, y Desideria. Y luego ya, Kikón, un guaje muy prudente que iba de pegote con los otros. De hecho, acababa la serie y no lo conocían ni en el kiosco. Completa la pandilla Pachu, un rapacín del lugar que sufría la explotación infantil a manos de su tío Lulo, repartiendo sacos de cemento. En bicicleta. Cierra el círculo Bocarte, un inquietante pescador local jubilao que vive en una Mobilete Campera fondeada en el puerto. En el primer capítulo llueve to’l rato.

Javierín y Pachu rivalizan por conseguir el amor de Trizuca, que es una rapacina muy curiosa, a la misma vez que pasan de Desideria como de la mierda. Para ello, quedan donde la rula para iniciar la berrea y romperse la cornamenta si fuere preciso en cuanto que deje de llover. Lo que sea con tal de pillar cacho. Vacona coge una congestión de moras y figos. Tito compra un Frigopie, con la mala suerte de que le toca uno con las uñas largas. Va a contárselo a Julita y a Bocarte que, conmovidos, le compran un Drácula que, por desgracia, presentaba un coágulo, cosa que intentan resolver pidiendo un Frigodedo, descubriendo con horror que tiene padrastros y trae las uñas puercas. Bocarte, harto de gastar perras pa traumatizar más al chiquillo, le compra un Chopachús de naranja y le deja mojarlo en el sol y sombra.  No para de llover ni pa Dios. Bocarte echa la tarde jugando la partida en el chigre debido a la humedad reinante en su infravivienda. A Julita le sale un encargo: pintar el hogar del pensionista. Su sensibilidad de artista le lleva a elegir un tono salmón, con los rodapieses color parrocha. Como queriendo homenajear a los usuarios, que son casi todos pescadores jubilaos.

Kikón, viendo que igual hay manera, le pide de salir a Desideria. Esta le corresponde con un lacónico «¿Y tú quién eres guaje?». Misteriosamente, aparecen peces muertos en la pescadería de Finita. Tito y Vacona, que habían aprobao quinto de egebé de milagro, investigan el asunto y van a ver al alcalde, que los manda a la mierda. Pachu tiene que llevar en bici un pedido de 50 sacos hasta Novellana. Convence a Javi para echar una competición a ver quién lleva más en la bici y así cortejar a Trizuca a ver si hay manera. Javi termina llevando 45, mientras Pachu, que en su condición de rapaz espabilao se ha aprovechado del importante retraso de Javierín, se escojona. Por la noche ambos sueñan con que Trizuca quiera ir pa lo oscuro. Pero están deslomaos, y marchan pa casa. Desideria, melancólica, amarra un cordel en el mirador de la Garita y se columpia. Bajo la lluvia. Kikón mira melancólico por la ventana del apartamento que sus padres han alquilado arribona del tóo, casi llegando al cementerio. Le habría encantado bajar al pueblo, pero además de prudente e invisible, es vago y pasa de pillar una pingadura con la que estaba cayendo por lo que queda en casa viendo una de Alfredo Landa y comiendo gusanitos.

Amanece un día radiante. Hasta las 11, que cae la mundial. Los guajes se organizan para declararse en huelga porque sus padres no les dejan hacer nada. Como no surte efecto empiezan a hablar al revés. Pachu es el primero que deja de hacer el pijo cuando su tío emplea un eficaz método pedagógico conductista  a mano abierta. Los otros guajes cansan y se ponen a pensar en qué otra pijada mandan el tiempo. Graniza y hay un tsunami.

Debido a la humedad, la mobilete Campera de Bocarte muestra signos evidentes de corrosión. Julita valora la situación y dictamina que seguramente sea por causa de la humedad y el salitre y le da dos manos de minio. Bocarte, agradecido, la convida a unos vasos en el chigre y a los guajes a un Mirinda y cacagüeses.

Dos días después, aparece Kikón hablando al revés en un intento desesperado de integrarse. El resto de la pandilla, aterrorizada ante aquel inquietante desconocido, lo ignora. Trizuca se enamora de un pazguato mayor que ella, que desafiando la legislación vigente la lleva en moto. Javierín y Pachu, completamente fuera de sí, se retan a otra berrea y termina ganando Pachu porque lleva puesto el casco de la bici y además tiene pelazo. Luego se alían y le rompen las piernas al foriato guaperas y le despeñan la moto. Vacona pilla una congestión de jengibre y chía con sal del Himalaya escarchada. Bocarte y Julita pillan una mangada. El padre de Tito y Trizuca, que había bebido más de la cuenta, mira a la luna que tímidamente bañaba las embarcaciones fondeadas en el puerto y exclama con su particular sensibilidad: «¡Bueno, home bueno! ¡Paez que quedó buena noche!»

El padre de Desideria, que durante los últimos trienios ha venido trabajando de padre ausente, aparece por el pueblo y le regala una moto. Vacona y Tito quedan bocas con el chollo que es ser hijos de padres separaos, e intentan que los suyos se separen. Con escaso éxito, porque con la tontería sale a la luz que ya estaban separaos. Ahí es donde vacona pronuncia su célebre frase: «¡Papa, cómprame un donus! ¡Y una tapa parrocha!» Pachu se caga en la pena negra pensando en lo bien que le vendría el Vespino de Desideria pa repartir los sacos de cemento. Desideria se viene abajo porque no liga ni teniendo Vespino. Kikón le pinta ojillos y boca a una berenjena que roba en el Alimerka para tener una amiguita con la que jugar, y sufre su primer desengaño amoroso tras besarla con lengua: jamás había imaginado el amargo sabor del primer beso.

Tito  le cuenta a Pachu que su hermana Trizuca soñó con un hortera enmascarado que la rescata a lomos de su corcel del ataque de unos malandros. A Pachu, que tiene el criterio justito para elegir si el Cheiw lo quiere de fresa o de menta, le parece una idea del copón y  tras sustraer de la mesita de noche el antifaz que usa su tío para las guarreridas españolas, le pide el burro a uno de Soto Luiña a la buena fin de reproducir el sueño de Trizuca. Pero forra con la bici en el cruce Las Dueñas, perdiendo toda la carga de sacos. La muchachada se solidariza con él, y le ayudan a repartir los sacos aprovechando que tiene el burro. Como anda con un esguince del copón, le toca ir sentao encima del burro y le ponen de mote «Pachu Panza», cosa que le sienta malamente porque así se jode todo el glamour. Aquella noche, Javierín trata de llevar pa lo oscuro a Trizuca llevándola  a la playa de Aguilar. Pero aparece Pachu por la rampona donde el bar, montao en  burro con los pantalonucos blancos de cuello alto marcando camel toe como un campeón, y entre eso, la brillante albarda de Suso, que era el burrín, y el antifaz de misterioso desconocido, lo peta. Javierín se pone que lo llevan los demonios, pero afortunadamente Vacona y Tito lo detienen. Y Desideria lo atropella con el Vespino mientras Kikón, arronchao tras las piedronas, observa melancólico la escena.

Julita y Bocarte salen del bar, y ante  el panorama marchan escopetaos de allí pa no pasar vergüenza.

(Continuará)

Enlace a la segunda parte, en los comentarios.