Se habla poco de lo que habría sido el desarrollo de la vacuna en los lejanos tiempos en los que lo más cerca que estábamos de la globalización era que veíamos por la tele «Un globo, dos globos, tres globos, la tierra es un globo donde vivo yo». Porque antes éramos unos simples del carajo. Esto hay que decirlo también. No es como ahora, que somos unos simples del carajo pero con acceso a Internete.

Claro, porque con el cuento de la globalización, la competencia es como muy cosmopolita y muy internacional. Es un «a ver quien

echa la meadica más lejos». Una especie de «¡A que no hay huevos a hacer una vacuna con un eficacia del potorrocientos por ciento, en lo que tarda en hacerse un café pijotero en la Nespresso» ¿Que no hay huevooooos? ¿QUE NO HAY HUEVOOOOOOOOS?

Con el tema de la globalización, en estando todo globalizao como si fuera gratis, todo es una cosa muy tocha, con unas corporaciones farmacéuticas del copón, de esas en las que los directivos tienen piscina climatizada llena de Güisqui de lo bueno, o de gasolina española en el despacho. Que ya hay que tener perras. Eso lo ves y dices tú: «Mucho tié que timar a la peña esta gente pa tanto lujo».

Porque esas empresacas tienen unos laboratorios llenos de aparatos científicos, pleisteishon 2, 3, 4, y 8, equisbox con Windows 11, chismes de cultivar guarrerías biológicas avanzadísimas y radiocassettes con autoreverse. Un lujo asiático. Una orgía romana de las de gastar sestercios a pijo sacao. Así cualquiera ¡No te jode!

-…y por ello, excelentísimos señores del consejo de administración, el comité científico de la empresa estima que para desarrollar nuestra vacuna, serán necesarios unos ochocientos mil millones de euros

-¡Adelante! ¡Será por perras!

-¡Mierda! ¡Ya te dije que teníamos que pedir más, Frank! ¡Eres un cutre y un cagao!

-¡Y yo qué sabía, Mike! ¡Sólo soy un humilde Técnico Superior en Vacunística y Pinchamientos! ¡He dicho ochocientos mil millones, como podía haber dicho «diez celemines», «una jartá» o «catorce arrobas»

Y así pasa lo que pasa. La megaempresa «A» afirma que su vacuna, que ha de conservarse a temperatura de iglú tieso una tarde de febrero de las de hacer mucha rasca, tiene una eficacia del 90%. La megaempresa «B» responde que la suya tiene una eficacia del 94%. «A» contraataca ofreciendo cromos de la Liga de Fútbol de Armenia con cada vacuna, a lo cual «B» responde con una irresistible oferta de ocho dosis al precio de tres, y un vale-descuento del 5% en cada repostaje en las Estaciones de Servicio Djembelé Mndongo (más de 300, en todo el territorio nacional de Sierra Leona).

Putin, que no se anda con hostias, pega una voz que se pone firme hasta el yogur de beber, y lanza una contraoferta de «te vacuno a ti y a tu p**a madre por el módico precio que yo te diga». Para reforzar su oferta, le mete personalmente por el ojete la vacuna Sputnik a todo el consejo de administración de «A» y «B», mientras que China guarda un prudencial silencio y Errejón dice algo de no sé que mierdas del núcleo irradiador de una movida tochísima, que no entiende ni Píter.

Y las redes sociales, que deben de estar hechas de yesca y gasolina porque de lo contrario no se comprende, se incendian una vez más. Los dueños de Feisbuk, Tuister, y demás familia, deben de pagar una póliza contra incendios que se caga la perra. Eso arde mejor que un disfraz de Espaiderman comprao en los chinos. He visto a gente vestida de Espaiderman quedarse en bolas en fiestas de Carnaval por el simple hecho de que alguien se encienda un piti dos manzanas más allá. Eso arde por ciencia infusa, coño ¿Cómo lo harán los fabricantes chinos de disfraces de Espaiderman?

Lo sé: he ido a unas fiestas de carnaval de lo más mierdoso y low cost. Pero es que soy español sin globalizar, amiguis.

Lo que habría molado, dentro de la magnitud de la tragedia, es que cada país se fuera sacando las castañas del fuego con sus propias empresas nacionales especializadas en el desarrollo y fabricación de vacunas. En España, eso iba a ser un orgasmo de frescura empresarial hispánica. Nada de «Jansen & Oluffsen» ni «Phfrihtzer International» ni hostias. Aquí, intuyo que la cosa habría sido mucho más plurinacional, y eso sin salirse de las fronteras pa na.

Lo estoy viendo: empresas castizas de máximo tronío anunciando su propia vacuna en «El Heraldo de Campo de Calatrava», «La Voz de Blimea», «TeleCabrales»… Cientos de comerciales llamando a la hora de la siesta en plan «Le llamo de Vacunafone y acá vengo ofresiendo nuestro plan de vacunasión…»

Ya veo a Pedro Piqueras abriendo el informativo de después del Sálvame:

-¡Acojonante! ¡Apoteósico! ¡Chirripitifláutico! Batalla empresarial por el desarrollo de la ansiada vacuna española. Las empresas «Antígeno de Pravia», «Vacunas de Sestao», «Laboratorios Hermanos Chaparro S.L.», «La Previsora Llanisca de Inyectables» y «Vacunetas del Baix Empordà», anuncian sus respectivas vacunas, que ni necesitan frío ni nada. Especialmente reseñable es el caso de Laboratorios Hermanos Chaparro S.L., y su sorprendente propuesta que consiste en conservar la vacuna en escabeche «como se ha hecho de toda la vida de Dios». O el no menos llamativo caso de «Vacunas de Sestao», que asegura que su vacuna se puede conservar «¡Donde te salga de los huevos, pues! ¿En bolsa plástico? ¡Se conservaaaa! ¿En caja cartón que te haya sobrao del Amazon?¡Se conservaaa!, ¿En bolso pantalón o la hostia? ¡Se conserva también, joder! ¿Que te pego hostia que te salto dientes? ¡Vacuna conservaaaa, joder! Dientes yaaa… ¡Pues depende de si encuentras o no encuentras dientes por el suelooooo…!

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Vaya, que malamente íbamos a estar igual, casi fijo. Pero las risas que nos íbamos a echar, pa nosotros se hubieran quedao.

Nos ha jodido mayo con sus jeringas…