¡Hola, amigas y amigos! Tras el éxito de mi videotutorial explicando lo del tope del gas, que podéis ver en mi post anterior, más concretamente aquí, hoy os traigo otro apasionante tema más complejo si cabe:
Cómo se hace el puré de calabaza
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En primer lugar, la razón para hacer puré de calabaza no es que yo tenga ese tipo de parafilia repugnante. Es que mi mujer me dio orden tajante de cocinar semejante engendro. Y yo las amenazas no me las tomo a la ligera.
Se coge una cebolla y se corta en dos hemisferios. Y luego la picas fina, que en dialecto Khaputo quiere decir «como buenamente puedas, vas destrozándola en trozos de tamaños muy variables mientras las lágrimas resbalan por tu rostro como ríos de lava que arrastran negras penas nunca antes confesadas». No lloraba tanto desde que quitaron Mazinger Z pa poner al taradito de Orzowei y to su p*ta raza.
A continuación, tratas de determinar si en el audio de whatsapp que te dejó la señora dice claramente si sólo hay que usar un hemisferio de la cebolla, o los dos. Usa solo uno, que el rollo fenchuí está de moda y menos es más, y todas esas pamplinas. Si luego le falta cebolla, exprimes media, la echas por encima del puré, y remueves bien con la fesoria. Arreglao.
Se reserva la cebolla para luego, cosa muy lógica porque a ver qué sentido tendría haberla picao pa na, si no la reservas.
Los pimientos, por alguna razón que desconozco, ya me los había dejao la señora picaditos en un bol. Ni pregunto por qué, pero imagino que tendrá una dificultad extrema. O que por lo que fuera los había picao en mayo pa por si hacían falta. Y los dejó reservaos pa ahora. Como me parece que están poco picaos, los pico más. Recibo un whatsapp en el que me dice la señora que eche solo la mitad de los pimientos. Pues nada, verás qué risa cuando vea la escabechina de la mitad que no se usa. Yo, por las dudas, los tiro pa la nevera otra vez, los dejo ahí reservaos, y después negaré toda la responsabilidad en el genopimenticidio.
Se coge un puerro, y se le pinta un careto debajo de los pelos esos que trae de fábrica. Que es la principal función que tiene el puerro. Esa, y funcionar de tapón pa las albercas. Lo reservas en un plato o en una madreña. Porque luego lo vas a usar para comer. ¡Como lo oyes, primo! Mala zigua nos caiga…
Pero antes de acuchillarlo, le mando la foto del puerro con la carita dibujada a mi señora pa que se eche unas risas y me caigan menos hostias cuando vea la aberración de puré que hice. Son muchos años ya de experiencia y de usar el humor a mi favor. Es lo único que hago razonablemente bien en esta vida. Eso lo explica todo.
Se coge la calabaza. Eso solo lo cortan los cuchillos de adamantium de Arguiñano. No esa mierda que tenemos casi todos en casa, que corta igual por el mango que por el filo. Pero Arguiñano tiene cuartos pa comprar los cuchillos buenos de la teletienda. Así cualquiera. Le quitas a la calabaza el pitorro de arriba, y el callo ese que tiene por la culera. Se pela con un pelador. Eso lo tengo y pela muy bien. La piel no se come pero, por alguna razón, lo de dentro sí. Se rompe la calabaza pelada con un mazo mediano en trozos de un tamaño que veas tú que son trozos. Ni muy grandes ni muy pequeños. Una cosa totalmente arbitraria, vaya. Como se te cante, y puedas. Las pipas de calabaza las destruyes, no vaya a ser que luego en el vertedero crezcan las muy hijas de p*ta. Eso crece lo mismo en un bardial que en un bloque de hormigón. La madre que las parió… Dejas los escombros de calabaza reservados pa después.
Se pelan dos zanahorias. Las zanahorias que se tienen en casa no son como las de Arguiñano, que se ven lustrosas y turgentes. Las de la nevera de casa son como blandurrias y deprimías, que da penita verlas. Se pelan como buenamente puedas y las cortas al tuntún. Como todo lo demás. Al igual que con el resto de ingredientes, los reservas pa luego. No tardes mucho, porque si las zanahorias vestidas ya daban arcaditas, no te quiero contar en bolas. Eso va a empezar a germinar de un momento a otro. Qué sórdido es el mundo de la hortaliza, ¡coño!
Coges la olla, echas una cantidad de aceite que veas tú correcta. Una cosa entre un chorrete y media garrafa. Echa más, que va a ser poco. Se ponen la cebolla y el pimiento a pochar. Miras en la RAE qué es exactamente «pochar». Es dejar las cosas más cocías que fritas. Un ni fu ni fa. Aburre a la cebolla y el pimiento hasta que veas tú que ya están pochaos. Entonces ya, tiras el resto de las mier… de las verduras dentro de la olla, así en plan gocho. Como caiga. Se echa agua hasta que veas tú que queda toda esa magaya cubierta.
PROBLEMA GRAVE: la mitad de esa mierda, flota. Y por un principio físico elemental, no queda cubierto ni pa Dios PORQUE FLOTA. Bueno, pues uso el sentido común y echo agua hasta que calculo que SI ESA MIERDA NO FLOTARA quedaría perfectamente cubierta por las aguas. Se echa la sal en la cantidad que veas tú que es bastante. O sea, que o te queda soso o te quedan unas verduras encurtidas que te van a durar cabalmente 15 años en el alfeizar sin estropearse. Que no se te olvide echar la pastillita de glutamato, que ahí te va a asaltar la duda de si poner la de carne, pescado o pollo. Yo, por las dudas, la puse de pollo. A ver si encima de tener que comer puré de calabaza, va a tener que saber a pescadurcio mutante. ¡HASTA AHÍ PODÍAMOS LLEGAR!
Cierras la olla bien cerrada. Así no. Bien. Ahora. Desde que empieza a salir vapor, cuentas 15 minutos y eso ya está listo. ¡Qué rápido! Pero uno , que ha estudiao, sabe que cualquier catástrofe de la historia de la humanidad, fue cuestión de minutos. Así que no me impresiona nada.
Pasa el tiempo, y miras con inquietud por qué no acaba de salir el vapor como es debido. ¡A ver si eso va a pegar un explotío y se monta aquí la de Pompeya!
Mandas un video a la señora explicando visualmente la magnitud de la tragedia, mientras vas poniéndole la correa al perro y te dispones a abandonar el domicilio urgentemente mientras das aviso a las autoridades para que procedan a evacuar a los vecinos que te caen bien. Pero sale un chorrete de vapor, que indica que todo va como es debido. Huele a puré de calabaza, pero por lo visto tiene que ser así. La naturaleza es imperfecta.
Espera un tiempo prudencial, porque si abres la olla antes de tiempo pasa lo de Pompeya. Que las quemaduras de tercer grado son lo de menos. Lo chungo es cuando llegue ELLA y vea toda la cocina de gotelé calabacero.
Pasadas unas seis horas, por si acaso, abre la olla usando los EPIS correspondientes. La seguridad lo primero. Tómate una cucharadita de jarabe de ese de no echar la pota, y con mucha calma vas pensando en pasar ese fango infecto por la batidora hasta que veas que adquiere una consistencia de fango infectísimo. Lo que en alta cocina llaman «punto de puré».
Y así es como se hace el puré de calabaza.