¡Ay Plácido! ¡Qué pillín!

Se desayuna uno leyendo que el señor alcalde de un sitio que se llama Torrenueva, y que para más señas se llama Plácido, como escribir su propio discurso de investidura le debía parecer una cosa poco menos que imposible, pues con tó lo gordo, se hizo un copia-pega con...