Aviso para visitantes: aunque normalmente por estos lares casi siempre se escribe en tono de humor, hoy no toca. Tengo que confesarles algo: cada vez que me siento a escribir este engendro, generalmente no tengo en mente nada preconcebido sobre el tema que voy a tratar, o perpetrar, según el día. Nada de nada. Ni siquiera un mínimo esquema medianamente hilvanado. Así pues, se podría decir que este es un blog de «escritura automática» sin demasiado orden ni concierto, o en otros términos, una diarrea mental aguda.  A pesar de ello, en los últimos tiempos, y a tenor de como está el mundo en general y nuestro país en particular, hay un hecho recurrente, y es que a priori, nada más sentarme frente al teclado, pasa por mi cabeza un alarmante reguero de improperios y palabras más o menos malsonantes que trato de reprimir con relativo éxito.  Una de ellas es «mierda». Lo lamento, pero es lo que hay.

Decía Saramago que «Estamos hundidos en la mierda del mundo y no se puede ser optimista; el que es optimista es estúpido o millonario, y le importa un pepino lo que ocurre a su alrededor».  Demoledor.  No obstante, prefiero mantener un moderado optimismo aún a riesgo de aumentar mi estupidez o incluso de hacerme millonario, cosa esta última altamente improbable

Hace años que a base de patadas en la boca y frustaciones varias he decidido pensar y actuar en positivo en todos los órdenes y he descubierto con estupor que es muchísimo más sano que perder el tiempo lamentando la magra fortuna que uno ha tenido en la vida, lo injustas que son las cosas «porque yo lo valgo» y otras hierbas de similar fragancia.

Es cierto: vivimos en un país de mierda, con un sistema de mierda, integrados en una Europa de mierda que no acaba de encontrar su posición en este mundo rebosante de mierda.  Y si miramos allende nuestras fronteras la cosa no parece mucho más boyante. En la capital del imperio preside el banquete un individuo bastante descafeinado que de momento no da muestras de pirotecnias planetarias, medio mundo árabe está que arde y el otro medio a punto de combustión espontánea, en África andan a machetazo limpio, y de China mejor ni hablamos, porque encima ahí tienen medios y personal de sobra. Y lo malo es que aún está por ver si los nuevos reemplazos serán mejores. Ya se sabe que a río revuelto, ganancia de fanáticos, salvapatrias y especímenes de dudosa clasificación.  

Lo que está claro es que algo se mueve en el planeta. Hay demasiados millones de parias materiales sin nada que perder,  y aún más millones de parias mentales programados para llevarse por delante lo que haga falta en nombre de divinos designios, alentados por la promesa de ganarse un hueco en  paraísos llenitos de vírgenes de carnes prietas y mentes dispuestas. Y ese tipo de kamikazes ideológicos son precisamente el mejor soporte para    regímenes de  la peor especie.

No se si será exagerado afirmar que estamos asistiendo a los inicios de un cambio de modelo. Si es así tampoco sería nada nuevo y ahí está la historia  para demostrarlo. Lo único que espero es que de ser cierto, ese cambio se haga con un poco de lucidez y con menos víctimas que de costumbre. Eso sí que sería nuevo.

A ver si con un poco de suerte Saramago tiene que rectificar desde el más allá y reinventar sus propias palabras cumpliendo los deseos de este estúpido paria.