Antes de ir a dormir, os dejo aquí unos versos que firmaré con seudónimo para evitar represalias. Cualquier parecido con otros versos que os puedan sonar, es mera coincidentancia y no tiene ná que ver, y a quien le parezca que sí tiene que ver, mala cigua le venga, se le pase el arroz Brillante y se le muera el Tamagotchi.

 


Puedo imprimir los versos más tristes esta noche.
Pero no me sale de los webos, porque la tinta de impresora
está a precio de sangre de unicornio. Vale más
imprimir al óleo. Sajodíomayo, to’l día gastando.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Dónde coño la habré dejao. Si es queeeee…

Puedo extrusionar los versos más tristes esta noche.
Las estrellas titilan. Mira que no tendrán ná mejor que hacer.
Las putas estrellas. A picar las ponía yo ¡Por rojas!

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Está mamao, pero fijo fijísimo.

Oír el sonido de la noche inmensa, más inmensa sin ella
Darse cuenta de que lo que suena es el frigorífico.
Qué ruido hace el cabrón. No compro más ofertas del Carreful.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Debe ser el puto viento de la noche, que va ciego er hioputa.
Con las horas que son…

Como para acercarla mi mirada la busca,
mas de cerca no la veo. Tengo una presbicia que te cagas.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Hay que joderse. Voy perráncano como el viento de la noche. Debo ingerir menos espirituosos embotellados y aguarrás a granel.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Pero como queda dicho, ya no la quiero pa ná.
Tanta tontería ya, coño.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Quién me mandaría vender la moto. Soy mongol.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Sí, pero no. Por supuesto que ni hablar.
Efectivamente que no. Pero a veces sí.
Debo tomar los psicofármacos. ¡Hola unicornio!

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
500 leuros que me costó la mierda la tablet y voy y la pierdo.
Hay que ser gilipollas.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa,
no volveré a peinarme con la pala dientes,
que eso está ferruñoso y da tétanos.

Puedo alicatar los versos más tristes esta noche.
Se lo dejo a 35 el metro cuadrao.
Si quiere factura, mas IVA.

Marcho a tomar algo con el viento de la noche,
no vaya a ser que tal y a ti te encontré en la calle.

Pero no sin antes decirte lo que nunca antes osé decir:

Por tocar la flauta un rato, oro quiere el mentecato.
En esta noche en que la luna luce llena.
Por cenar como una gocha.
Y luego dice que ye porque retiene líquidos

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pero lo voy a dejar pa otro día.
Mucho me gusta procrastinar.

Fdo: Pablo Neurosis