– Óigame bien, lisensiado Domíngues: acá vengo declarándole a usted que yo lo amo y lo deseo pues.
-¡Sielos, doctora! Tal ves este no sea el momento. Figúrese, ¡Un hombre en mi posisión!
-Pero es que yo lo amo y lo deseo. Tal como le dihe antes y le reitero en este mismo momentico.
-¡Vaya pues! Yo también la amo y la deseo moderadamente, doctora.
– Yo lo amo más, lisensiado. Por especificar, lo amo bastante y lo deseo seis con treintaysinco en una escala de dies
-¡Usted aviva en mí el fuego de la pasión juvenil algo en una escala de nada a bastante!
-Someto a su distinguida considerasión la posibilidad de estableser una sita en un futuro para dar salida a esta pasión que nos desborda un poco
-En cuantito me suelte la próstata lo considero pues
-¡Oh!
-¡Ay!
-¡Ya puede subirse los calsones pues! ¡Tiene una hiperplasia prostática bien linda! Le doy un siete sobre dies.
-A veses creo que sólo me desea por mi próstata, doctora.
-Y por su hiperplasia tan chévere y su fístula anal.
– La deseo algo
-Lo amo un poco
-¡Deme su correo de Hotmail!
-No quiera ir tan rápido, Lisensiado. Le hase ver ansioso.
– Sierto
-Adios
-Bueno