-Me acaban de llamar de la URJC. Si me apunto a la fibra óstica que tienen me regalan una tele de las de culo y un palo escoba. Pa cambiar de canal. Y 20 Gigabises pa’l móvil. Máster no dan. Que eso si eres pobre se paga aparte. Y hay que ir al cole presencialmente hablando y no puedes usar plastidecores.

Tener máster y a la misma vez ser ministru/a es como ser Nacho Vidal y tener fimosis: un inconveniente muy tocho. Eso lo expones al público y ya empiezan las risillas y luego vienen los recortes. Los optimistas dirán que la ventaja es que con el pellejete sobrante te puedes hacer un bolso cuqui, pero la realidad es que sólo te da da pa una cartera. Cuqui, eso sí. Y guardas ahí el máster pa no extraviarlo.

Ya lo decía el célebre criador de másteres de origen magrebí Vashdim Ithir Al Khagar:

«Mojer qui pone di master copiapegao mocho peca e si tiene que di marchar puta calle isofocto. Paro sinior qui si saca master con punta di chorra, prisidente di lo partido. Con il par di lo cohone mocho gordo como camelio»

Y es que, una de las cosas que diferencian a la chusma de las élites es que, mientras que los primeros dicen «No. De ese jamonyork, no. Del de oferta», los segundos dicen:

-Póngame un master cortao fino. Pero del de oferta de la URJC no: ¡Del otro!

-¿Cómo nos cuidamos, eeeh?

-¡Calla! ¡Chusma! ¡Charcutera!

-Pasa un poco del kilo, vida. ¿Quito un poco?

-Mmmmh… !Ná! ¡Eche, eche ahí!

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