Centro de salud. El personal está en huelga, lo cual me parece de lo más lógico y normal. Hay servicios mínimos. Sala de espera. Cuatro personas esperando para que nos atienda la enfermera de nuestras respectivas purulencias. Una señora de cierta edad que parece tener una prisa del copón se tira ventosidades de forma absolutamente indisimulada. Es que ni se molesta en carraspear de forma simultánea para hacer como que no. ¡Señora, que eso es de primero de cuescación en público! No contenta con ello, se levanta con frecuencia a llamar a la puerta de la consulta, donde HA VISTO CON SUS PROPIOS OJOS que había entrado otra señora momentos antes. Se conoce que cree que aquello es como la ITV, que entras por una puerta y ¡tachááán! sales por otra. Y no ves salir al que ha entrao antes.

Mientras pienso en ello, me digo para mis adentros que la señora no va a pasar la ITV por el tema de los gases. Se conoce que es una señora diesel.

Mescojono de la tontá, con gran inquietud por parte de otros pacientes. Menos mal que llevo los cascos puestos y hago como que estoy escuchando algo gracioso. No sé: el Canal Parlamento. Por ejemplo.

Y ahora estoy pensando en patentar un centro de salud en el que entras por una puerta, te revisan los entresijos, los bajos, te meten en una batidora para ver si se te sale algo del sitio o se te cae una extremidad, cosa que supondría que no te dieran la pegatina, y finalmente te miran el tema de los gases. Truco: carraspead de forma simultánea y pasáis la inspección, fijo. Y luego ya, sales por la otra puerta de la consulta.

Y en la biblioteca pública había todos los libros que iba a buscar y me han reseteao la contraseña para acceder a las cosas de la biblioteca por Internete.

Vaya mañana más buena.