A mí los días de ventolera me gustan entre bastante y mucho, porque son de los pocos en los que puedes ver todas estas cosas molonas, una detrás de otra. Verbigracia:
.-Si te asomas a la ventana ves pasar a las gaviotas como putos misiles. Bueno, creo que son gaviotas. Como pasan perdiendo las pegatinas, no puedo asegurarlo al 100%. pero vaya, que son aves, casi fijo. O eso, o son ángeles que llegan justitos a un reparto de gorras de la Caja Rural Angélica.
.-Puedes comprobar científicamente que los cubos de la basura empujados por la energía eólica, ruedan describiendo una trayectoria parabólica impecable hasta que terminan por fostiarse invariablemente contra la puerta del conductor de un Seat Ibiza (e incluso de otros modelos de vehículo)
.-La ropa ya no es que se seque. Es que directamente la recoges deshidratada, planchada y estirada. Cuelgas una camiseta del Che, y recoges una de la mujer de Antonio Recio, pero con boina y vello facial. Una vez recogí una camiseta que hasta entonces apenas me tapaba el entrepato, y ahora me sirve de toga para petarlo en las fiestas y orgías romanas.
.-Las banderas que tienen tus vecinos colgadas en la terraza se deshilachan, lo cual genera una imagen como muy épica y apocalíptica, a la par que da que pensar acerca de los escasos controles de calidad de los fabricantes de banderas chinos ¿De qué mierda las hacen, que con la primera ventolera ya parecen la camisa un náufrago?
.-En los momentos en los que además llueve, puedes ver cómodamente desde tu ventana al vecindario tratando de dominar sus paraguas, que los pobres parecen Pepe Viyuela tratando de asaltar la Estrella de la Muerte con una espada láser
.-A las papeleras les crecen dentro paraguas escoñaos. Se conoce que los paraguas se reproducen por esporas que se activan con el viento, o algo de eso.
Y es por esto que los días de ventolera molan moderamente.