Esto es una persona que, al margen de su identidad de género, su orientación sexual o su firisfundancia de gónadas, entra en un establecimiento en el que se expenden bebidas que no se puede decir que son alcohólicas porque ello supone incitar a la autodestrucción pero a la misma vez cada cual es libre de ingerir lo que estime oportuno dentro de su libertad de hacer lo correcto jajajaja, y se acerca a otra persona con el fin de intentar recabar su predisposición, siempre dentro del respeto a la otredad y el libre albedrío de ella de él, de su y/o de lo otre, a un posible consentimiento que pudiera llevar en un futuro a algún tipo de relación, o a lo mejor no jajajaja.

Y va la persona emprendedora al frente del establecimiento y dice:

-¿Qué le pongo?

Y dice la persona que estaba primero:

-No me pone nada, porque usted no respeta como hay que respetar una cosa que ahora mismo no me acuerdo qué era

Jajajaja. Y al final resulta que la persona emprendedora se fustigaba a sí misma por insensible explotador. Jajajaja

Y por eso si el humor es políticamente correcto no hay quien lo aguante. Jajajaja. Bueno, y gagagaga también. No vaya a ser. Gagagaga… jajajaja.