Es APASIONANTE cuando te llaman por teléfono, y lo primero que te espetan, así sin saludar, es un rotundo:

-¡A VER! ¿QUIÉN ES?

O sea, que insisto en que el llamado soy yo. Que suena ahí el politono del esmarfón, descuelgas y dices:

-¿Sí?

Y entonces es cuando se supone que el llamante dice «buenos días», o «buenas tardes», o algo de eso para, a continuación, identificarse y dejar constancia de lo que desea y/o requiere de tu persona.

Recapitulemos:

(Suena Rinnng, o «Despacito» o la chuminada que tengas puesta en el esmarfón)

-¿Sí?

-¡A VER! ¿QUIÉN ES?

Vamos a calmarnos: porque es verdad que contestar una llamada entrante con un «¿Sí?», ahí todo interrogativo, y casi se podría decir inquisitorial, puede llevar a confusión. Porque la idea del «¿Sí?» es básicamente un «¿Quién eres, y qué coño quieres de mí?». Pero abreviao.

Claro, que si la otra persona interpreta que le estás preguntando si tienes razón (Es decir, un ¿Sí, o qué?»), es normal que antes de dártela como a los tontos, sepa quén eres y qué es lo que has dicho.

o sea:

(Suena Rinnng, o «Despacito» o la chuminada que tengas puesta en el esmarfón)

-¿Sí, o qué?

-Pues mire, no sé.Antes de darle mi aprobación, he de saber quién es usted, y exactamente a qué pretende que le otorgue mi aprobación

O sea, que la culpa es mía, claramente, por andar exigiendo que me den la razón cuando me llaman por teléfono, sin especificar en qué cuestión han de darme la razón.

Por ello, es evidente que lo ideal al descolgar, es optar por el siempre clarísimo y rotundo: «¿Quién eres, y qué coño quieres de mí?».

Y luego ya, pues oye, vas hablando. No sé si me explico… ¿Sí, o qué?

 

 

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