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Lisístrato José, a pesar de que sus padres le pusieron ese nombre, que casi garantizaba que fuera buena persona de esas con gafas limpias de dar asco, el pelo peinao a raya láser y de llevar una chaquetina bien doblada en el brazo por si refresca, era un cabrón. Pero con pintas, que eso es el non plus ultra de la cabronez. Una vez se apuntó a un club de malas personas, pero malas de eso de aparcar en plaza de minusválidos y mear fuera de la taza, y todos le conocían como «El Cabrón».

Todo empezó a la tierna edad de ocho meses, cuando le sustrajo a su padre la cartera por el sofisticado método de romper el biberón de cristal y amenazarle con lo que pincha. A pesar de que finalmente se demostró que era un biberón roto de fogueo, Lisístrato fue condenado a pena de «Te pego en el culete», y su padre a pagar multa por responsabilidad civil subsidiaria por educamiento indebido.

A los seis años montó su primera banda organizada de cobrar a los niños del cole por usar los columpios, y de tráfico ilegal de bocadillos y galletas de chocolate robaos. Todo se truncó cuando Doña Josefina, la de naturales, descubrió un alijo de más de 40 bocatas en un doble fondo del estuche de Lisístrato. En esta ocasión fue condenado a Afeamiento de Conducta y privación de libertad en el rincón de pensar. Medidas ambas, fuertemente criticadas por diversas asociaciones chachipirulistas al estimar crueldad y ensañamiento gordo , que les llevó a protestar por las redes sociales: #NoAlAfeamientoDeConductaOpresor #TodosSomosLisístratoJosé. Y así.

Incluso hubo campañas paralelas por parte de la Asociación Nacional de Cretinos Que No Usan El Intermitente Ni en la ITV: #UEEEEEEEEEEE#EoEoEoLisístratoJoséUEEEEEEEEEEE #TodosSomosUEEEEEEEEEEE

Como medida cautelar, todos los niños se vieron obligados a ir con el bocata del recreo comido de casa. Medida fuertemente criticada por la Asociación de Amigos del Helicóptero de Tulipán, que ahora cuando aterrizaba en el cole se veía obligado a untarles a los pequeñuelos la margarina en el cielo la boca ante la alarmante falta de bocatas.

El primer gran golpe de Lisístrato José se fraguó el mismo día que llegó al cuartel para hacer la mili, momento que aprovechó para venderle el cuartel a un señor chino millonario, que luego se puso pesadísimo con que el cuartel era suyo, y tuvieron que irse todos de allí. menos Lisístrato José, que okupó el cuartel entero y cambió las cerraduras. Como medida inmediata, el Consejo de Ministros dictaminó resolver el asunto y le dio una paliza al chino, pero ojo, con todas las garantías constitucionales. Con el fin de que el edificio no pudiera volver a ser utilizado, lo pintó todo de gotelé. Debido a dicho acto vandálico, se derribó el cuartel de inmediato y se hizo en su lugar una estación de AVE por si algún día llegaba el AVE o algo.

Con el dinero restante, decidió llevar a cabo diversas obras de caridad, pero la constructora que había creado se declaró en quiebra de mentira y las obras se quedaron a medio hacer. El Consejo de Ministros resolvió conceder ayudas inmediatas a un banco que pasaba por allí y rescató tres autopistas que había. A raíz de aquellos gravísimos hechos, Lisístrato José fue condenado salvajemente a Nombración como Ministro con agravante de paga vitalicia y coche oficial.

Cuando aún no habían pasado ni siquiera seis casos de corrupción antes de la hora de comer, Lisístrato José ya le debía dinero a todos los demás ministerios en una complicada trama de ingeniería financiera según el novedoso método de «Déjame p’acá que no llevo suelto y ya luego te lo devuelvo». Ante el escándalo mediático, el gobierno se vio obligado a subirse el sueldo y rescatar siete bancos, que afortunadamente ya han encontrado familias que los acojan y les den el cariño que merecen.

En la actualidad, Lisístrato José, compagina su preparación para el Campeonato Mundial de Abrimiento de Cuentas en Paraíso Fiscal Fijo, en la categoría de «No Me Consta Senior», con una activa participación en diversos proyectos sociales de abrir Sociedades Anónimas para sus cosas. Igualmente, ostenta diversos cargos públicos incompatibles, empleando para ocultarlo diversas gafas con ojos pintaos, bigotes de pegar y filtros del móvil sin que se le haya podido probar nada hasta el momento.

Hay innumerables sospechas de su participación en diversas tramas criminales como la del abrefácil por la parte de los cojones de la bolsa de conguitos que se desparraman por el sofá, la de los zapatos que parece que no aprietan pero te masacran el deo pequeño, o la trama relacionada con este último caso del Compeed Ampollas a 60 euros la tirita.

Falleció Lisístrato a la temprana edad de 52 años a la buena fin de cobrar el seguro. Actualmente sus restos reposan en Brasil con una nueva identidad. La familia ruega una transferencia por su alma.
Queda pues en nuestra memoria colectiva, el inestimable trabajo de Lisístrato José por el bien de la nación, y entonamos jubilosamente:.

¡Viva la factura de la luz! ¡Viva el salario digno que se pone junto al pimientario el aceitario y el vinagrario! ¡Viva el… la… ¡Viva!