Mientras voy terminando mis investigaciones acerca de las razones por la que los santones de la India son de la India y no podrían ser de Asturias en ningún caso (ver post anterior), vengo a denunciar que se habla muy poco de la clasificación que hace Netflix de las pelis y series, como queriendo ayudar al sufrido usuario del primer mundo a elegir entre toda la mier… entre su amplísimo catálogo audiovisual.
Por ejemplo, hay una categoría impresionante:
«Películas aclamadas por la crítica»:
Muy recomendable si careces de criterio y necesitas que alguien te diga qué cosas puedes ver sin que te tachen de comemieldas sin criterio ninguno. Pero, por el contrario, no han tenido la honestidad de crear otra categoría complementaria de «Bodrios defenestrados por la crítica». Que esto sí que sería un indicador cojonudo:
-¿Qué dice la crítica de esta serie?
-Que es una mierda totalmente defenestrable
-¿Nos la vemos?
-¡Boh! ¡Poj claro!
-Planazo. Trae los Risketos y los Chococrispis
Luego ya, tienen otra categoría especial pa la gente con agendas muy estrictas que no están pa perder el tiempo en majaderías que duren más de la cuenta.
Eefctivamente, me refiero a «Películas de 1,5 horas»:
¿Es una mierda lo que hay? Pues seguramente, pero tienes la ABSOLUTA GARANTÍA de que en ningún caso serán mierdas de más de una hora y media. Eso es honestidad de la buena: te dicen el tiempo CLAVAO que vas a sufrir. Para este menester, Netflix contrata a los más reputados relojeros que seleccionan las pelis que duran lo que tienen que durar, y ni un segundo más. Lo importante es la precisión. La peli podrá ser una mierda, pero el tiempo es oro. Luego vienen los críticos especializados y dicen: «muy escasa: le han faltao quince segundos», «si no fuera porque dura 90,06 minutos, le daba un diez», «una emocionante puta mierda absurda de hora y media clavada», y así.
La categoría «La fiesta de los Óscar», ya os digo que es un timo del copón: no sale güilesmiz repartiendo toñas a humoristas neg… de color. Muy mal, Netflix. Si buscáis algo de ese palo, debéis acudir a la categoría «Películas violentas» donde encontraréis joyas como «Hostiamiento final», «Doite que te abraso, mongolo», «Holocaustísimo del copón en Algete», o «Serán como mucho dos o tres guantás a mano abierta», última producción de Fernando Simón, que narra las aventuras de un joven que, por si las dudas, apiola a mil millones de señores con cara de malos.
Esta otra categoría es muy desasosegante también:
«Series emocionantes de TV de EE UU».
Ahí ya te han dejao clarísimo que con el resto de las series no te vas a emocionar un pijo. A lo mejor en la categoría «Series emocionantes de TV en Bután», sí. Pero no puedo asegurarlo porque como hablan en butanés, no se entiende nada. Además, no salen butaneros. Ni siquiera una miserable bombona de camping gas. Otra decepción más. No la recomiendo. Además duran todas más de hora y media, y no tengo tol día pa echarlo en series butanesas.
Por si no fuera suficiente aberración, la categoría «Ciencia ficción fantástica» tiene un claro inconveniente: no hay una categoría de «Vaya puta mierda de ciencia ficción, acho». Es un truco de marketing para dejar claro que Netflix na más que tiene ciencia ficción estupenda. Nada de mierdas, como pasa aquí con el Canal Parlamento. Los americanos nos llevan siglos de ventaja.
Al principio iba a haber una sección de «Truños moñas de ayer, hoy y siempre», pero al final la llamaron «TV para toda la familia». Ideal para ver con los peques de la casa durante horas y horas mientras vas fomentando tu adicción a los licores para sobrellevarlo malamente. Este tipo de tormentos ya los habían inventao los japoneses en los campos de prisioneros de la segunda guerra mundial, pero una cosa más refinada rollo meter palillos por debajo de las uñas, o darles Tulicrem a los prisioneros haciéndoles creer previamente que el bocata era de Nocilla, con la consecuente desilusión. Qué cabrones. Los japoneses nos llevan siglos de ventaja en materia de torturas rebuscadas.
Los americanos resolvieron el asunto con mierdacas como «Babe el cerdito valiente», o «Chicken Little», que era aquella del pollete insoportable con la curiosa capacidad de exacerbar los instintos asesinitos de cualquier Ned Flanders estándar. Yo es que me acuerdo de aquella puta mierda y me hierve la sangre. Menos mal que duraba menos de hora y media. Imagino que porque una duración mayor atentaba contra los derechos humanos más todavía.
Naturalmente, también hay sección de «Películas basadas en libros», pero una vez más, Netflix no respeta el asunto del equilibrio universal (el ying y el yang, el día y la noche, la Nocilla y el Tulicrem…). Efectivamente: de forma incomprensible, NO HAY una sección de «Películas basadas en prospectos de medicamentos». Con el juego que daría eso:
«Un trepidante thriller en el que el sargento O’Malley se enfrenta a terribles efectos secundarios tales como diarreas, fimosis anquilosante, náuseas, gonorrea, mildiu de la patata y padrastros en el dedo gordo. En caso de duda, ¿consultará el sargento O’Malley con su médico, farmacéutico o sexador de pollos? ¿Padecerá de alergia severa a la dextrohematopropaxolona, o de intolerancia a los inhibidores de la metaenzimasa? ¿Conservará el prospecto para futuras referencias?»
Un spoiler: el sargento O’Malley NO guarda el prospecto. Como cualquier ser humano normal, lo tira enfurecido al suelo al haber abierto la caja por el lado donde está incrustao el prospecto. Con lo que jode eso. Una cosa es ser un marine retirao mazadísimo que se carga a la tripulación de un portaviones pakistaní a mano abierta y patás en los güevos pakistaníes, y otra muy distinta tener la capacidad de volver a meter el puto prospecto en la caja. Esto no sería creíble ni de coña.
Y ahora, un truquillo muy útil: cuando dejas abierto Netflix y no estás viendo nada, de forma aleatoria te pone un trailer de la peli que le salga del entrepato A UN VOLUMEN INFERNAL QUE YA NO TIENES EDAD NI CONDICIÓN FÍSICA PA ELLO. Si ves que te da un infartito, te recomiendo muchísimo la categoría «Documentales útiles en caso de problemas cardíacos», que sale el pavo de Bricomanía explicando cómo hacerse un desfibrilador con un tupperware y un cable pelao.
Y esta es mi aportación de hoy para personas usuarias de Netflix (para las personas de cierta edad que pronuncian las cosas modernas regular: «Necflit»)
Hala, ya si eso en otro momento lo vamos viendo. Nas noches nos dé Dios