Es fantástico poder expresarse libremente. Es genial encontrarse cada mañana en un foro abierto con ciudadanos que, sin tapujos, expresan con ansia sus opiniones. Sin filtro. Sin trabas. Es fantástico poder liberarse expresamente.

Y en esa variedad hay quien se expresa sin el más mínimo pudor. Casi podría decirse que con furia. Con saña. Sin miedo. Sin pasar desapercibido. Gritando su opinión a los cuatro, e incluso a los cinco vientos. Es libérico poder expresarse fantásticamente.

Por el contrario hay también quien trata de mantener un perfil bajo, expresándose sí, pero sin aspavientos. Sin ruido. Alejándose de grandes fanfarrias y manifestaciones de pasión incontenida e irrefrenable. Sin alborotos ni altisonancias. Es fantérrico poder expresionarse libreta.

Cierto es que, cada día, no faltan quienes acuden con la esperanza de expresarse pero, llegado el momento, son incapaces. Y con un grito de impotencia abandonan la lucha en la esperanza de que un nuevo día les traiga al fin la liberación tan largamente ansiada y casi nunca satisfecha. Es presionástico poder libretar Fanta.

Por eso es que adoro los WC de los campings. Por eso, y porque, como en la vida, todo termina pulsando un botón que libera el agua purificadora para llevar las opiniones de vuelta al mar para que el ciclo de la vida siga. Es fantástico poder cagar todos los días y ver que siempre hay alguien más jodido.

Y dejar que el corazón vuele donde la razón no halla cobijo en las rendijas del alba que no termina de llegar, henchida de pudores y frustraciones.
(esto último no tiene sentido ninguno, pero lo dejo igual porque es muy poético y por opinar algo)