Mi amigo Chus ha tenido a bien mostrarme el videoclís del nuevo villancico de Leti Sabater. He sacado varias conclusiones de la magna obra:
.-Pe… ¿pero qué cojones…
.-Es imposible que esto se pueda tornar aún más desagradab… ¡Ah, pues sí que era posible, sí!
.-Esto, ¿es un villancico, o una mezcla de bajo presupuesto entre una peli pon-nográfica yugoslava de 1972 y una serie de zombies de Aliexpress?
.-¡Que alguien llame al 112! ¡A Leti le ha dao un tabardillo! ¡A juzgar por la escasa coordinación entre coreografía y música, parece un claro caso de arritmia! ¡Pero muy arritmia y mucho arritmia!
.-Padre, ¿por qué me has abandonado? ¡Acaba con este sufrimiento desaforado! A lo que el Padre celestial me ha dicho que si soy gilipollas o no conozco el botón «cerrar». Pero ejque no puedo dejar de verlo. Me lo tengo merecido por masoca.
.-¿Por qué en un videoclís presuntamente navideño hay tanta violencia y uso de armas blancas inciso-cortantes?
.-Leti afirma que «esta navidad, se comerá un pibón». Alguna ventaja tenía que tener ser feaco. Como decía Iker Casillas, «¡Me siento seguuuuroooooo!». Los que estéis buenacos, os jodéis. Os van a subir la prima del seguro de vida que lo vais a flipar.
Conclusión: después de verlo varias veces me planteo meterme a monje cartujo en alguna galaxia muy lejana donde no haya internete, ni tele, ni correo postal, ni semejantes horrores.
Yo lo dejo aquí, con la advertencia de que puede herir la sensibilidad de las personas humanas, las ginetas de Madagascar, o cualquier otra especie animal, vegetal o mineral.
En definitiva, lo de «sí se puede», ha resultado ser rigurosamente cierto. ¿Se puede ser más cutre? ¡Sí se puede!
Spoiler: Leti la diña al final, y por si no era suficiente lo hace en forma de espatarre en posición supina. Lo que viene siendo con la rejilla del radiador en posición de saludo al sol. Acojonante.
Respecto a la iluminación, producción, fotografía, vestuario, guion original, catering, maquillaje, efectos especiales, edición, y todo lo demás, se debería iniciar la construcción inmediata de un centro de alta seguridad pa encerrarlos a todos ipsofácticamente.