Hoy me han infiltrao una mano. Ya os digo directamente que es un timo y una decepción muy grande. Yo estaba intrigadísimo por saber dónde me la iban a infiltrar concretamente : en una organización criminal (partido político, mafia local, fabricante de tortillas de brócoli, eléctricas, petroleras…), en alguna caja «B» bien surtida de rupias, en una banda de cuatreros de Mongolia Exterior, que es una cosa que me hacía una ilusión que flipas… Esto último es porque, que yo sepa, en Nachonal Yeografis no tienen ningún documental acerca de las bandas de cuatreros en Mongolia Exterior. Cosa que me parece fatalamente y una discriminación intolerable hacia los cuatreros de Mongolia Exterior, que también son personas y tienen sentimientos. Bueno, en realidad no sé si los tienen o no ¡CLARO, JODER PORQUE NO HAY DOCUMENTALES AL RESPECTO! ¿Yo pa quién hablo? Eso sí: documentales de pingüinos, monos capuchinos y dragones de Komodo, lo que quieras.
Como opciones secundarias para que me infiltraran tenía, por este orden:
-Infiltrao en una vacuna, camuflao entre los microchises. Era una opción muy buena, porque podía atacar desde dentro y tocar los webos por vía intravenosa. A lo caballo de Troya.
-Infiltrao en lo de «El Jefe Infiltrado» para poder trolear al jefe haciéndome pasar por una mano de empleado infiltrao que hace como que trabaja allí, pero no. A lo subsecretario nombrao a dedo.
-Infiltrao en un test de antígenos, falseando el resultado: todo Cristo embarazao, positivo en dengue, y en hemorroide sangrante. Menudas risas.
Pues no: es una inyección. Eso duele más que el final de los Serrano. Más que introducirse una motosierra por la uretra (esto lo supongo, ya que por desgracia, tampoco hay documentales de meterse motosierras y aperos de motor en general por la uretra).
Otra decepción más en la vida. Con la siguiente decepción que me sellen, ya saco pa la batería de cocina San Ignacio.
Por no mencionar que ahora lo más que puedo hacer con la mano infiltrada es saludar como la reina de Inglaterra. Mira, de verdad…