– ¿A qué piso va?
– ¿Por qué?
– ¿Por qué no?
– ¿Es el piso un mero constructo que no pretende sino sustentar la vana ilusión del ascenso hacia una existencia inalcanzable si no es mediante la adopción de roles y paradigmas que funcionan como catalizadores de la frustración y la angustia que produce la negación del ser?
– Efectivamente, pero no en cuanto constructo, sino en lo que atañe a lo simbólico del piso o planta.
– Observo que es usted Plantónico. ¡Vayamos a la cuarta planta!
– O piso
– ¡Bésame!
(POM POM POM POM)
– ¡A VER SI DEJAMOS LIBRE YA EL ASCENSOR JODER! Mary, ya te dije que no teníamos que haberles alquilado el piso a los filósofos, que dejan to’l rellano lleno de Hegel, y eso no sale ni con agua caliente. Lo friegas y por más que ejcurras el mocho, no Séneca
– Es una cuestión muy Spinoza, pero tampoco son traficantes
– No lo Descartes
– ¡Kant gonlaputa! ¡Que me Engels ya, que no te aguanto Marx!
– ¡E more jare nau, Schopenhauer!
– ¡No imites a Chiquito, que sabes Locke pasa luego! ¡Tonto!
– ¡Hagámoslo aquí mismo!
– ¡Ay, Aquino, Tomás!
– Lo siento, sé que a veces me Confucio ¡Te amo!
– Lao Tsé, tontín
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FIN (¿Es el fin un fin o un medio?)