Yo quedo patidifúser y estupefácter. Otro año que no veo lo de Eurovisión más que de refiloncillo. Os juro que ha sío porque estaba cenando, y aquí la familia tenía la tele puesta. No soy muy eurofan, las cosas como son. De hecho, me siento más identificado, qué te voy a decir, con un señor de bigote que trabaja en chanclas fabricando potas a martillazos en un alto horno de Nueva Delhi, de esos que lo ve un delegado de prevención de riesgos laborales y le dan infartos hasta en la rabadilla, que con un eurofan medio.

A lo que voy: he visto con horror que Islandia, que hasta ahora me parecía un país civilizado, presenta a las reverendas hermanas Ingveldur, Björk, y Kristjana Sigmunsson, o como coño se llamen porque los nombres me los he inventao. Es un trío de monjas vestidas de cowgirls recién salidas del Convento de Santa Döllyparton de Reikiavik, que intuyes que están a punto de ser canonizadas por su capacidad de aburrir simultáneamente a catorce mil rebaños de churras y merinas. Me pinchan con la punta de un misil, y no sangro. Llego a ir a donar sangre ahora mismo, y no suelto gota. Me quitan el bazo o algo pa aprovechar el viaje, lo cual sería muy incómodo porque el bazo lo necesito para llevar la mano y eso.

Yo, a la vista de esta desazón que me embarga y este sindiós ya no descarto na. Eso viene a ser como las Flos Mariae pero con aroma a bacalao y a volcán con nombre impronunciable. María Ostiz acariciando un gatito resultaría mucho más macarra e intimidante. Comprendo que en Islandia son cuatro gatos, pero coño, algo más apañao habría. Digo yo… Pobricos. No quiero ni pensar en los estilismos que me traerán qué sé yo, los de Albania por ejemplo (¿Albania se ha clasificao pa Eurovisión?). Bueno, da igual.

Como sea ese el euronivel medio, con haber mandao a Paquirrín haciendo playback con alguno de sus superjitazos, acompañado por un señor que toca un organillo Casio de esos de punchispún y una experimentada cabra haciendo equilibrios sobre un bote ferruñoso plantao en una escalera de mano, hubiera bastao. Vaya, que lo petamos gastando poco y sin alardes de medios. Sin alardes de nada en general.

No, si ya verás como al final tenemos que pagar el Eurovisión de 2023, con lo bien que nos venían esas perras pa cosas más urgentes.

Así que lo mismo puede ganar Chanel, que un dúo de actores porno húngaros cantando una tecnomuñeira flamenca. Europa se va a la mierda, pero del tirón. Normal.

No ganamos pa desgracias, primos.