El que corre es runner, el que youtubea es youtuber, y el que federea es Federer. Y por esa regla de tres, actualmente si andas en monopatín eres un skater, que se escribe skater pero se lee «esqueiter».
Siendo infante, yo también tenía un skateboard, que de aquella se escribía skateboard pero tu madre decía «escai», o con suerte si tenías una madre moderna «esquei». Por abreviar. Tu padre sin embargo, había intentado subirse encima del skateboard una vez para hacerse el joven con escaso éxito y desde entonces lo llamaba «esa puta mierda». Las abuelas por el contrario, decían «patinete». Que eso sí que era insultante de cojones y te impedía ser una estrella en la disciplina porque a ver quién quiere ser un virtuoso del patinete, que eso lo pones en tu tarjeta de visita y se descojonan de ti. Las abuelas tienen muchas cosas buenas, pero también arruinaron muchas vocaciones por decir «patinete». Las pobres de aquella no sabían idiomas. No era como ahora, que normalmente tampoco sabemos.
Total, que yo tenía un «escai» marca Sancheski muy soso de color madera pelona. Pero un día vi en el cine una peli lamentable en la que salían zagales de los USA haciendo virguerías con skateboards de colores y diseños molones, con rayos y calaveras y cosas así. Eran patinetes tuneaos porque los americanos son mucho de tunear patinetes. Si además de americano cuadra que eres presidente de algo, también puede ser que seas mucho de tunear la salita de estar con cosas doradas y muchos espejos. Como dato curioso y de cultura general, a las urracas también les molan las cosas que brillan mucho, que lo vi una vez en un documental de Nashional Yeografic.
A lo que iba: aquellos zagales skaters de la peli de marras, eran unos virtuosos los muy cabrones, sí: pero porque las abuelas americanas no dicen «patinete», jodiéndole la vocación al nieterío. Dicen «skateboard», que eso estimula un huevo. Incluso hay abuelos americanos fans de Charlton Heston que de la que te compran el skateboard tuneao de serie, te regalan un arma corta para que la lleves en el bolsillo de atrás del pantalón mientras haces skateboarding. Y así no hay quien tenga huevos a joderte la vocación. Nuestros abuelos nos regalaban bicis BH, Kases de naranja y gaseosa La Pitusa, que hacían lo que podían, pero así no había manera.
Aquella chavalería de la peli, iba con el skateboard a 130 por hora saltando por encima de coches y hacían unas cosas que en España eran impensables. Porque aquí llegamos tarde a todo y no había patinetes tuneaos ni mantequilla de cacahuete. Y así no se podía saltar con el patinete por encima de un Seat 127, ni subirte por la paredes ni nada. Ahora para subirte por las paredes no hace falta skateboard. Con ver 5 minutos el Facebook ya es suficiente.
Mi skateboard lo tuve que tunear yo mismo a brocha con Titanlux del 8 y esmalte de uñas. Está mal que yo lo diga, pero a pesar de tener tan solo ocho años o así y unos medios tan increíblemente precarios, el patinete me quedó como el culo. No era como ahora, que con solo tres años los niños ya hacen cosas impresionantes, como ir a concursos de la tele a cantar «La Zarzamora» como el culo.
Los skateboards de Sancheski eran poco m
aniobrables y sólo andaban decentemente por suelos totalmente lisos, y por eso el portero de mi casa se acordó de mi madre cienes de veces, porque se sabía una fórmula matemática que decía que «El brillo del suelo del portal es inversamente proporcional al tiempo que andes por el portal jodiendo el brillo del suelo con el patinete».
Por esa razón había que salir con el patinete a joder a la humanidad a la calle, que por aquel entonces tenía unas baldosas de cuadros, que algunas hasta estaban sueltas adrede para que pudieras dejarte los dientes cómodamente cada 100 metros. Y así, en las pausas mientras te afanabas en cortarte la hemorragia y recoger los incisivos del suelo, no jodías a la humanidad con el patinete. Los ayuntamientos de antes pensaban en la infancia de verdad. No es como los de ahora, que ponen suelos de goma en los columpios para que los zagales no se dejen la ortodoncia al petar, y eso ni imprime carácter ni nada. Imprimir la acera con el careto sí que imprimía carácter. Ahora lo de las baldosas sueltas se deja para que cuando llueve, los mayores las pisen y se pongan la pernera hecha un cristo de barro y puedan usar Wipp Express y cosas de mayores.
Otra ventaja enorme de los patinetes de la época es que el material de las ruedas era alemán. Pero alemán de las Waffen SS. Eran ruedas fabricadas por la empresa Doctor Mengele en las afueras de Berchtesgaden (La prestigiosa «Dr. Mengele Rueden fur Patineten und Skateboarden GmbH»), y tenían la particularidad de que ante cualquier piedrecica o nanopartícula que hubiera en el suelo, aquello se trababa ipso facto produciendo una deceleración instantánea que dejaba los frenos ABS a la altura del defecar. El patinete se detenía en menos de 3 milímetros mientras tú te dejabas los escasos dientes que te quedaban varios metros más adelante. Eficacia alemana del mismo Berchtesgaden .
Y esta es la verdadera razón de que estemos como estamos por no haber pensao a tiempo que al pan pan, y al patinete tuneao, skateboard. Hay estudios que lo avalan, que lo leí yo en un cartel del Facebook.