Sí amigos. Hoy vamos a hablar de un deporte que empezó siendo patrimonio de esa manada de pijos que se dio en llamar «Jet Set», posteriormente popularizado por otro pijo llamado Jose Mari «Ánsar» que lo jugaba en la intimidad mientras comía butifarra de la Garriga y recitaba de memoria a Salvador Espriu i Castelló , y que hoy casi se ha convertido en un deporte de masas: el pádel. Es notable que ya casi haya más canchas de pádel que clubes de carretera, pero así es.
Antes, esta disciplina deportiva se llamaba Paddle-tenis «telojuro», pero como todo lo que se populariza acabó con un nombre de lo más vulgar y se llamó «pádel» a secas. Con su tilde y todo y admitida en el mataburros de la RAE que es una cosa que da mucha legitimidad.
Permítanme que pase ahora a hablarles de esta curiosa disciplina deportiva en mi calidad de jugador ocasional (donde «ocasional» significa exactamente «en dos ocasiones al año«):
La pala:
El pádel es una cosa que se juega con una raqueta gorda que, al igual que el chorizo o el mando de la WII, tiene una cuerdecilla en el extremo proximal (o mango). La cuerdecilla sirve lo mismo para colgar la pala de un clavo que para no saltarle los empastes al contrario en caso de que se te escape de la mano. Esta raqueta se llama «pala» y tiene una serie de agujeros estratégicamente repartidos por su superficie que sirven para que cuando llueve el agua tenga por donde salir y no se embalse evitando así la proliferación de mosquitos y algunas otras plagas (está todo «pensao»). La pala siempre está pintada de colorinos y tiene nombres del estilo «Kalandrakas SpeedMaster Pro» «Escojonator Storm 3000» o «Abnormal Evolution Pro Z3». Es muy importante que en el nombre de la pala haya un numerico, porque si no la pala será casi seguro una mierda (ej: 3000, Z3, NH1…). Es importante destacar que la palabra «pro» impresa en la pala incrementa automáticamente el precio de la misma en un 75%.
La pala tiene tres misiones fundamentales:
.-Devolver la bola o pelota al contrario o al menos intentarlo.
.-Hacerle publicidad gratis al fabricante, que ha puesto el logo bien gordo «pa» que se vea (y encima cobrando por ello)
.-Permitir que el fabricante se parta el orto de la risa cada vez que piensa en el dineral que le ha crujido al comprador por 350 gramos de goma, madera de caja de fruta y un poco de carbono extraído de plantillas para el olor de pies.
La pala, a pesar de no ser una paleta, se guarda en un complemento que se llama paletero, cosa que da una idea de la incongruencia de este juego. Otro complemento ideal de la pala es el pico, que al menos sirve para hacer zanjas. Al hilo de esto último, hay que decir que se conocen casos de albañiles que después del trabajo aún se amarran a la pala en un alarde de perversión laboral sin precedentes.
La cancha:
Es el lugar en el que se juega al pádel. Se trata de un recinto completamente cerrado con rejas y cristales blindados, al que se accede a través de unas puertas metálicas de corredera. La cancha dispone de unos potentes focos instalados en lo alto de unas torretas. Vamos, que viene siendo como Alcalá-Meco o Carabanchel pero en pequeño y sin Guardia Civil que te controle ni macarras que te pidan que les recojas la pastilla de Heno de Pravia en las duchas. Para eso ya está el público, que son los que se sientan fuera y observan y ponen a parir a los jugadores a través de las rejas. Esto último viene siendo como en el Zoo o en Faunia, pero sin necesidad de tirar cacahuetes dentro de la jaula. El suelo de la cancha es de hierba de mentira en la que no te puedes caer bajo ningún concepto si no quieres sufrir gravísimas heridas. En cierta ocasión un señor se cayó al tratar de devolver una bola y al resbalar por el suelo se lijó una pierna entera con zapatilla y todo y fue muy desagradable. Hoy supera su discapacidad con una magnífica prótesis de titanio.
La bola:
Al igual que otros tipos de bolas, tienen pelos solo que de color fosforito. Son clavaditas a las de tenis, pero a diferencia de estas, son para jugar al pádel. Estas bolas se cultivan en canutos de plástico transparente con tapa negra, igualita que la del paté La Piara y crecen de tres en tres.
Las normas:
Esencialmente, el juego consiste en pasar la pelota al otro campo preferentemente golpeando al contrario en alguna parte del cuerpo, en cuyo caso se debe decir «perdón», aunque por dentro estés pensando «Te ha estao bien, so lechón, lástima no te haya dejao las gafas de tatuaje».
«Protocolo» lo llaman.
El tema de la puntuación merece capítulo aparte. Según te endiñan el primer tanto ya vas «15-nada» y eso desmoraliza a cualquiera. Luego ya viene el «30-nada» y el «40-nada», que es cuando te entran en efervescencia las vísceras y empiezas a planear en qué momento le rajarás las ruedas del coche al rival. Obsérvese que «nada» es menos que «cero», lo cual da una idea del nivel de depravación mental del juego. Después de perder varios juegos habrás perdido el set,y tras varios sets habrás perdido el partido, la paciencia y la dignidad. Pero todo muy deportivamente y tal.
Las lesiones
Entrar en una cancha de pádel es como hacer oposiciones con enchufe y recomendación: vas a pillar cacho con casi total seguridad. Un jugador de pádel que se precie tiene que salir de la cancha con lesiones y escamochamientos en general, que deberá lucir con orgullo. De hecho, si te resbalas en la calle sobre un truño de perro y vas a dar con el lomo sobre el pavimento, deberás contar que te has hecho una «rotura de tejido fascicular del mongoloides transverso» jugando al pádel, que mola mucho más que decir que te has «estampao» la taba en una acera. Las lesiones, si son de pádel, son de otra pasta ¿Comprenden?
Y es que, si hay alguna posibilidad de llegar a devolver una bola, debes ir a por todas sin conocimiento ninguno. No importa si tienes hijos, tu trabajo pende de un hilo, o no puedes volver a doblar la chepa el resto de tus días. Tú devuelve la bola y luego que salga el sol por Antequera, que queda al Oeste de «Graná». La pierna, el brazo o lo que se te averíe ya te lo arreglará la Seguridad Social. O no. Todo depende de según como se mire. Te quedarás con una incapacidad permanente de una cierta importancia pero a cambio te dirán a gritos: «¡QUÉ BUENAAAAAA!!!! que es una cosa que sube mucho la autoestima.
Del tema de las faldas de pádel y su función no voy a hablar porque desconozco si me afecta la Ley de Igualdad de Género y, para qué les voy a engañar, también desconozco para qué sirven si ni siquiera se ve la ropa interior. ¡Qué mundo de locos!
En definitiva, queridos lectores, espero que esta breve disertación haya arrojado un poco de luz sobre esta noble disciplina deportiva, que por otra parte es muy entretenida.
Que pasen un buen día y cuidado con las canchas de pádel que las carga el diablo y las disparan los… ¿Cómo era el refrán?
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PD: dedicado con toda la mala baba y el cariño posibles a mis amigos pervertidos del pádel