Hoy es un día muy bueno porque no iba al oculista desde principios de 2019 debido a los retrasos en el tema de las citas. Por lo de la pandemia y eso. Es una cosa muy curiosa, porque pasa al revés que en Tinder, donde primero vas a la cita y luego ya notas el retraso. Yo no lo sé, pero me lo han contao.

Pa mí que desde la última vez ha habido avances científicos y to. En el oculista digo. En Tinder creo que la cosa sigue igual o peor. Yo recordaba un señor de bigote y gafas de concha fumando Entrefinos, con un ejemplar de La Gaceta de las Vascongadas sobre la mesa, que apuntaba con un palo a un pizarrín con varias letras que se iban haciendo cada vez más piquiñicas. Y te ponían unas gafas medievales que iban bajando unos cristales con bisagras y tenías que decir mirando al pizarrín:

-Ahora mal. Ahora también. Mejor. Bueno, no sé. Un poco mejor. No, peor. No, igual. No noto na. MAL. No, esa no, mejor la de antes. Póngame otra vez la primera lente a ver si así… ¡Yo qué sé ya!.

Y acababas eligiendo a pito pito gorgorito porque ya no sabías con cual veías mejor o peor y no querías quedar como un imbécil delante del oculista por no acertar con la respuesta buena. Claro, porque pa eso ya está el Tinder. Al oculista no se va a quedar como la gocha porque es un sitio serio.

Ahora tienen máquinas y cosas de mirar la salud ojal sin necesidad de antiguallas analógicas. En el oculista, digo. En Tinder no lo sé. Estoy muy contento porque tengo muy bien la atención ojular, el fondo de saco, los glomérulos visionales y to la hostia en verso. Y además no tengo patinetelogías de ningún tipo en la resina.

Pero lo que más me gusta son las gotas que te echan antes, porque te proporcionan algunos de los beneficios de los escupepacientes finos:

-Visión borrosa

-Percepción alterada del entorno

-Inestabilidad

-Pérdida del sentido del tiempo (miras el reloj, pero como no ves una mierda te quedas como estabas).

-Lo blanco de los ojos te se pone amarillo y rojo, que eso parece una manifestación de adhesión inquebrantable en la Plaza de Oriente de las de antes del destape.

Por el contrario, te pierdes los beneficios más interesantes de las drojas de echar en el Colacao:

-Exaltación de la amistad

-Percepción hiperbólica de la propia belleza (esto hay gente muy suertuda que lo tiene igualmente sin haber consumido mierda de la buena y se ven como Ava Gardner posando en Curaçao cuando no pasan de Gargamel defecando recién levantao).

-Notable incremento de la locuacidad y del interés por la interacción social con otras personas y/o con el mobiliario urbano.

-Optas a subirte en un coche patrulla de verdad.

-Ves seres mitológicos.

Del tema de la gente que llega, y ante los catorce carteles que dicen «SI TIENE CITA, ESPERE A SER LLAMADO POR SU NOMBRE, QUE LA ENFERMERA YA TIENE SU NOMBRE APUNTAO ¡QUE ESPERE, QUE YA SALE CADA POCO A PASAR LISTA, JODER!! ¡SE SIENTE, COÑO!», hablaré otro día. Que esto lo estoy escribiendo con las gafas de ver de cerca y ver, lo que se dice ver, no veo ni frhaijsasa jijoisasasa ¡ga ga ga ga ga ga!

En un ratico cuando Google, con su natural discreción, me pregunte qué me ha parecido el oculista, le pongo 5 estrellas y como comentario «Muy recomendable. Volveré sin dudarlo. Las tapas de gotas, buenísimas y muy abundantes. Dos veces me han echao, y de dos clases diferentes. Como si no costara. ¡Vaya ciego, chaval!».

No me he parao a tomar algo al salir porque tenía miedo de que me pasara como al invidente aquel que era autónomo emprendedor y un zagal sin asegurar que llevaba de ayudante le sustraía el morapio de la jarra aprovechándose de la situación. El muy joputa.

Que tengáis buen día, amigos de Tuiter. Porque esto es tuiter, ¿no? ¿Quién es usted, señora?