Hay una cosa que me gusta mucho de vel-la, porque anima las redes sociales una barbaridad. Es algo a lo que, ya en su momento, le cantó David Bisbal unas coplillas mientras lanzaba una patá voladora sin venir a cuento;
«Buleria, buleria, tan dentro del alma mia
Es la sangre de la tierra en que nací
Buleria, buleria, mas te quiero cada dia
De ti vivo enamorado desde que te vi, ¡Moza!»
(patadín, patadón, giro, giro, patadón)
Efectivamente, ¿Qué sería de nosotros sin esos cantos al mentirusco? Sin esas odas a la absurdez. Sin esas loas al chisme ibérico. En definitiva, ¿Cómo podríamos vivir sin los bulos? Aparte de mejor, vaya.
Para compartir un bulo correctamente se necesita, esto es muy importante, que la tontá que sea cuadre con la ideología de uno. Esto es vital. Lo de que sea inverosímil y tenga menos credibilidad que el que decía que el frotar se va a acabar, no importa. Siempre podrás contraargumentar, si alguien te demuestra que lo que acabas de compartir es un bulete, con un simple «Vale, pero podría haber sío verdá. ¡Romualdez Dimisión!»
A mí los que más me molan son los bulos de cosas «oficiales». Redactados con más faltas de ortografía que una carta de amor del Torete en sus tiempos mozos, y al final del todo con una retahíla de logotipos. Uno, como mínimo, tiene que ser de algún ministerio creíble. Por ejemplo: «Gobierno de España. Ministerio de Furlundios y Jorñozos». Si le añades otro logo de la Policía local de Alfañeque del Pajar, o de Securitas Direct, y uno del Ayuntamiento de Yecla para terminar con el logo del Carrefour, ya tiés el bulo prácticamente hecho. Ahora queda la parte más espectacular. Si, por ejemplo, decides que eso lo ha dicho Pedro Sánchez, pues al final del texto pones esto:
Firmao:
Pedro Sánchez
Si justo debajo echas un garabato, eso ya no lo desmiente ni la puta Interpol, fíjate lo que te digo. Te ha quedao un bulo que eso da gloria de verlo. Ahora sólo tienes que dejarlo caer en el Facebook, o en tu almacén de bulos favorito, y ¡Deja que la magia ocurra!
¡Comparte bulos! ¡Comparte alegría! ¡Hagamos de la vida una bulería! (patadín, giro, giro, patadón, morder labio inferior arrugando la nariz).