Hoy es uno de esos días en los que a uno le pasan cosas que hay que contar para que lo vivido no se estanque y salga a navegar por aguas abiertas. Y la razón, es que fui invitado al encuentro navideño en el Centro de Apoyo a la Integración de Aspace-Asturias.

Porque una cosa es saber que existen mil mundos en torno a la discapacidad en todas sus formas y diversidades funcionales, y otra muy diferente sumergirse en el ambiente de uno de esos mundos y vivir en primera persona cosas que solo puedo definir empleando palabras como «MAGIA» o «EMOCIÓN».

Magia, porque sacar adelante proyectos de semejante envergadura humana es un acto mágico en sí mismo. Y cuando además se hace con recursos muy limitados, todo ese hechizo pasa directamente y por derecho propio a la categoría de la heroicidad.

Hoy, he podido respirar trabajo infinito, constancia, y lucha en la mejor de sus versiones. La clase de lucha que genera bien, restaña heridas, alivia dolores y abre perspectivas de oportunidad. ESA clase de lucha.

Me llevo una ola infinita de emociones que me cuesta describir, pero que puedo sentir de una forma tan nítida que toda explicación se hace innecesaria.

Muchas gracias a Neus y a todo el equipo del Centro de Ayuda a la Integración de Aspace Asturias. Que toda esa magia siga construyendo un mundo más respirable. Es reconfortante comprobar que, aunque muchas veces las cosas se pongan del revés, siempre hay legiones de gente buena y dispuesta a hacer comunidad para afrontar la vida juntos. Así, sí.

Que nadie nos diga nunca que no hay esperanza. Sí que la hay. Porque hoy, he podido vivirla de primera mano.

¡Felices fiestas!