Cuaderno de bitácora. 11-VII-2019

En el día de hoy, al alba y con viento de cojon… de levante, tengo como cosa cierta el haber avistado desde la cofa, lo que parecía ser tierra. O fin de semana, que la misma cosa viene a ser. Tal vez sean estas fiebres del heno que me consumen, o el escorbuto, o cualesquiera otras miserias que me devoran las carnes tras estos días de navegación solitaria por la mar océana. Tal vez sean los demonios, o un mal aire que mi juicio nubla. Tal vez todo sean maquinaciones y maniobras del maligno. O de su puta madre, que ya nada descarta mi entendimiento.

No sé si las fuerzas que me sean dadas bastarán para dar fin a tan azarosa travesía por aguas en apariencia mansas, pero que de quebrantos y padecimientos y de cuitas todas genéranme mares en el alma. Que otra cosa no me sale, si no es poner pie en cubierta, y gritar jubiloso al viento que anima las velas de mi barcaza:

«¿PERO CUÁNDO COJONES SE VA A TERMINAR ESTA PUTA SEMANA DE MIERDA? ¡COPÓN!»

Y con esto, despídese este lobo de mar, en la esperanza de que el Altísimo escuche sus súplicas. O en su defecto, Matías Prats, que es hombre de ingeniosos chascarrillos e bromas e chanzas, que son cosa de mucha risión que de júbilo llenan el alma. ¡Coño ya! ¡Pesaos!.

Amén.

 

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