Que sí. Que todos queremos la paz en el mundo y tal y Pascual. Pero luego, en cualquiera de los mil millones de grupos de Facebook dedicados a cosas a priori inocentes y bonitas, como por ejemplo poner fotografías antiguas de tal o cual ciudad, al mínimo roce ya hay catorce cosiéndose a puñaladas, y varias divisiones Panzer metiendo primera para salir derrapando hacia el frente. Como para aspirar a la paz mundial. Es como tener el cuarto de baño lleno de roña y champiñones, y abrir la ventana con la esperanza de que el viento se marque un Míster Proper de gratis.

Y eso en grupos donde se tratan temas light e inocentes. Si son de política, mecánica, fútbol, sexo, fans de Mazinger Z contra fans de Orzowei o cualquier otro tema delicado, eso ya es el infierno en palco VIP.

Es lo que tiene cualquier grupo humano de dos o más personas donde haya uno o más con la terapia sin hacer.

Por eso este lodazal de las redes sociales es tan fascinante. Pasa como con los clásicos: está todo ahí para quienes quieran molestarse un poco en verlo.

Y recuerden, amiguis alteraditos: no olviden terapiarse y supervitaminarse. Que eso sí que es una inversión buena y de futuro, oigan.

Gensantísima del gasoil caducao…