Echo en falta que alguna revista publique un artículo rollo «¡10 tips que no conocías para usar correctamente la mascarilla! ¡O sea!»

Pero antes, así, para aclarar los términos, «tip» es un término muy británico él, que emplean los tontos del culo para darse pisto cuando en realidad quieren decir «consejito». En sin en cambio, si va con mayúscula la cosa pasaría a ser «Tip», que era el compañero de Coll, y cuando iba a un bar decía «Tenga usted la bondad de escanciarme un vinillo, muchachuelo. Ahí tiene diez durillos. Quédese con las vueltas, y vaya usted con Dios» y cosas así. Pero eso es otro tema que sólo recuerdan personas de cierta edad en adelante. Concretamente de «edad provecta» en adelante.

Por eso, quiero dejar aquí algunos ti… algunos truquillos que, a la vista de lo visto, muchos seres desconocen. Pero del tó.

1.-Si hace ya meses que tu mascarilla no tiene ni gomas ni cuerdecillas ni nada, pero sin embargo no se te cae gracias a la increíble adherencia que ha ido desarrollando por el paso del tiempo y el aceite de los calamares del bar, tal vez vaya siendo hora de cambiarla por otra que no desafíe las leyes de la gravedad. O sea, NO es un salvaslip, que eso lleva un lado que es de pegatinilla que se pone pa fuera. Pa dentro no, porque lógicamente haría velcro con el mato grosso en no estando ya en época de bikini. Habrá quien objete que hay tangas que no llevan gomillas y se sostienen gracias a un perno que se inserta en el chirripitifláutico a la buena fin de que la prenda no se caiga. Pero este principio no es aplicable a la mascarilla. De hecho no parece NADA conveniente aplicar ese concepto a una mascarilla. Claro, porque íbamos a estar todo el día con arcadas ¡Qué va, qué va! Pasando.

2.- El material de tu mascarilla es importante. Si la tuya está tallada en sílex, debes considerar la posibilidad de cambiarla por otra más moderna. Así, como posibilidad.

3.-Si llevas la mascarilla en lugares anatómicamente inadecuados, es posible que esta no cumpla su función adecuadamente. Por ejemplo, está científicamente demostrado que la mascarilla protege poca cosa si la llevas en los testículos, el codo, el culo, la guantera del coche, la bola del pasamanos, el coxis, el páncreas, el orto o en la vesícula biliar. Porque en caso de que otro usuario te espute en un ojo o te tosa en la campanilla, no está asegurado que te vaya a proteger gran cosa porque no está demostrado que los viruses se cojan por los webos. Claro, porque los virus no tienen webos. Ni bola del pasamanos. Es de pura lógica.

4.-Las mascarillas tienen un tiempo de vida limitado. Más allá de cuatro o cinco semanas eso se empieza a enguarrinar y conviene cambiarla por un cepo de inmovilizar camiones, o en su defecto por irse a vivir al monte. Preferentemente en el mismo centro de alguna zona sin desbrozar.

5.-Si tu flamante mascarilla casi sin usar que te viene acompañando fielmente desde abril empieza a cambiar de color, mal asunto. Si por ejemplo era azul y ya se va poniendo verdosa, seguramente es porque le está saliendo verdín. Si se pone negra, hay muchas posibilidades de que sea roña. Y así sucesivamente. Si por ejemplo, qué sé yo, se pusiera de color «chartreuse desvahído», pos no te sabría decir a qué se puede deber, mayormente porque no tengo ni idea de qué mierda de color es ese. Pero vaya, que lo que es seguro es que si tu mascarilla se vuelve de color chartreuse desvahído, o madreperla glacé, u otro color de nombre inventao, debes prenderle fuego de inmediato y salir por patas a tu mascarillero de confianza para que te venda otra. Igual hay suerte y te sale tan buena como la primera. Y así ya vas tirando lo menos hasta marzo de 2089. Eso dura más que un Seat 127.

6.-Esto es muy importante: si tienes que hablar por teléfono BÁJATELA DE INMEDIATO porque de lo contrario el sonido rebota en la mascarilla y eso sale rebotao pa dentro, tragándote por tanto tus propias palabras ¡Y ESO SÍ QUE NO! y lo mismo si tienes que escribir un whatsapp, jugar al tetris en el móvil, abrir una multa, o saludar a alguien lamiéndole la cara. Tú con la mascarilla por las rodillas.

7.-Si en la superficie de la mascarilla llevas tal acumulación de coronaviruses, que se pueden contar a simple vista las puntas que tiene en la corona, o puedes distinguir si es un coronavirus macho o hembra, es posible que ya haya que cambiarla por otra. Por ejemplo, por esa que se te coló por el hueco del asiento del coche en junio. Que no está demostrao que el coronavirus pueda vivir ahí tanto tiempo alimentándose de las migas de risketos y de las monedas de céntimo, y prácticamente eso está ya desinfectao. Hay que reciclar.

8.-No. No es que la ciudad huela rara últimamente. Lo que hueles es tu propio aliento, y los fósiles de los «paluegos» que has ido ejcupiendo a lo largo de los meses. que es lo que te ha ido dejando el interior de la mascarilla como de gotelé. Pero no, porque el gotelé no se lleva nada y los fabricantes lo saben y por eso no hacen las mascarillas así. Que a tí te parece que eso venía así de fábrica, pero no. Eso se va sedimentando de a poco, y los procesos de putrefacción siguen su curso, que eso no hay toque de queda que lo pare. Eso lo miras con el microscopio y salen muestras de alimentos que parece un Mercadona recién repuesto (o reponido). Eso tiene más proteínas que la madre que lo parió.

9.-Si estás bajando en el ascensor y te puedes arrancar los pelos de la nariz haciendo pinza con los dedos, es probable que se te haya olvidao la mascarilla en casa. Sube otra vez a casa y cógela. haerfavó.

10.-Lo que se cambia cada 20.000 kilómetros o una vez al año (lo que ocurra antes) es el aceite del coche. La mascarilla hay que cambiarla con menos kilometraje, en pudiendo ser.

Y por eso, si te comes una almendra lo mismo pueden darse un par de casos, el cinturón de seguridad engorda, el salvavidas te hunde más que otra cosa, el casco es para nenazas, y esa lata de callos que dice «Consúmase preferentemente antes del fin del reinado de S.M. Carlos III» que huele un poco rara, se puede comer igual en teniendo un poco de cuidao.

Hala. Alegrándome.