Me sale un anuncio de AliExpress, en el que se me ofrece un producto potenciador de algo (sólo se lee «Potenciador maestro…»), que viene ilustrado con varias fotos. La que pongo aquí de una señora con los vaqueros pingando, es la más explícita de todas.

Entiendo que el producto milagroso ha de ser:

A) un eficaz potenciador de la transpiración entrepatal. Con algún siniestro fin.

B) un diurético muy buenísimo con eficacia calidad suprema. Está bien llevar puestos los vaqueros porque eso va bajando por el principio de capilaridad y queda el premio de un repartido que deja la lotería de Navidad a la altura del cagar.

C) la misma sustancia que usan las mozas de buen ver que, por lo que fuere, en vez de ir con zagales de su edad tienen querencia a juntarse con octogenarios de turgentes cuentas y abdomen blandibluboso

D) una pócima que hace que automáticamente aparezcan unas expectativas de afunchingar en Dolby Surround Total Empotring tan tochísimas, que dejarían a las de Pusdemón a la altura de la butifarra vegana elaborada con verdín y alpiste. Eso lubrica más que un camión cargao de 3 en 1 empotrao contra otro de Vaginesil Forte.

Pero por si no me mola el potenciador maestro, también me ofrece una ropa interior de fitness, que en realidad es una bola de cristal de generoso diámetro colgando de una cadenilla. Un cartelito en inglés aclara que se trata de «bolas de culo». Joder, me quedo mucho más tranquilo.

Luego ya, un poco más a la derecha, también sale otro anuncio de un detector de metales, que imagino que será muy útil en caso de que la cadenilla se vaya sumidero adentro, que esas cosas pasan, o si quieres detectarle el marcapasos al octogenario adinerado. O si has perdido el aparato de ortodoncia en algún pliegue del octogenario. Esto es muy común y se ve mucho en las urgencias de los hospitales caros.

Echo en falta un detector de cambios de opinión para votantes muy comprometidos, porque tiene que ser un estrés del copón mantener el argumentario con la cara lavá y recién peiná.

Yo en las perversiones de cada cual, no entro. No vaya a ser…