En la imagen, el profesor Paul O’jhete, de la Universidad de Glasgow, en pleno desarrollo de un algoritmo para no ofender al algoritmo de las redes sociales y para que no se ofendan los que se ofenden porque tu ofensa no ofende a quien se debe ofender sino a alguien que no debe ser ofendido porque eso es una ofensa intolerable que va en contra de lo que está bien y a favor de lo que está mal y por eso debe ser cancelado de inmediato en favor de la libertad de expresión y la tolerancia correcta y no de la incorrecta e intolerable porque hasta ahí podíamos llegar y porque corneta.
El profesor Paul O’Jhete es un pringao condenado al fracaso. Con lo fácil que sería dedicarse a cosas más factibles tales como estas:
-Desarrollar el tubito de superglue que no se autopega a sí mismo pa siempre tras el primer uso. Es más fácil lograr la escojonación del átomo que semejante proeza. Pero peor es tener que de pidir.
-Lograr el primer caramelo de tofe que no te fusione la piñata inferior y superior como si se tratase del portón de un submarino.
-Inventar el polvorón que no necesita estrapallamiento previo para consumirlo con un mínimo de dignidad y sin esmigallarse la pechera.
-Crear el primer Doner Kebap que al morderlo no expela chorros de salsurcia guarrindonga en un radio de cinco metros a la redonda.



