Lucas, el noviete de la Nancy, es un moñeco más polivalente que un rollo de cinta aislante. A saber:

-Tiene una cara de parguela que no se lame. Es totalmente abofeteable.

-A la vez, tiene pinta de quinqui recién salido de una secuela barata de una peli del Torete. De una tan mala, que en lugar de en VHS la publicaron en musicassette.

-Puede colar perfectamente como sobrino carnal de Luis Aguilé, tal como demuestra esa cara de estar a punto de cantar La Chatunga como el culo.

-Por las tardes es matón suplente en un billar de barrio industrial venido a menos, de esos que venden vasos de gaseosa La Pitusa, que la refrescan en un barreño. Y venden también chicles Cheiw, cigarros sueltos y Megatones caducaos. Y en la Sinfonola lo mismo tienen singles de ACDC que de Pablo Abraira. Esto es incuestionable.

-Por la noche es cantante de rumbitas carcelarias recién salido de Alcalá Meco.

-En las fiestas patronales

cultiva el noble arte de robarle a la chavalada los cuarenta duros que les han dao pa los coches de choque. Y el reloj de la comunión .

Y por todo esto, Lucas deja a los Transformers y a toda esa purria de moñecos mutantes a la altura del cagar.