Hay veces que la vida te da unos fostiones en tóa la cara que se te recombina el ADN. Yo antes era negro, no os digo más. Pero un día fui a ver una pinícula de Almodóvar de esas que salen charcuteras transcishetero existencialistas con mandil de leopardo, que unos días lo cortan fino y otros lo cortan gordo, y todo cambió. Fue una ventaja porque así se corre menos peligro al cruzar los pasos de cebra de noche. Por la visibilidad y eso. Antes tenía que llevar chaleco reflectante o en su defecto sonreía al vehículo que me fuera a arrollar. Ahora no necesito ná. Voy a cruzar y dicen: ¡Meh! ¡Ya está un blanco cruzando el paso cebra sin chaleco y sin sonreír ni ná! De lo cual deducen también que no soy Monedero. Por el no chaleco y porque no voy cabreao.

Lo de cabrearse es una cosa de poca ayuda a la salud, como queda demostrado en este ejemplo:

-¡Buenos días!

-¡Qué buenos días ni qué buenos días! ¡Payaso! Lo que pasa es que no tienes conciencia ni sororidad ni nada. ¡Imberbe! ¡Cretino! ¡¡¡ME PONGO DE UNA HOSTIAAAAAAAA!!!!

Y eso es porque no hay que decir ni pensar lo que no debe ser dicho ni pensao porque queda feo y hay que decir y pensar lo que se tiene que decir, que es lo hay que pensar de verdad. ¡Que te calles ya!

Claro, ya lo decía el fifolósofo antiguo aquel: «Pienso. Luego mi perro mueve el rabete porque se va a poner fino de Dog Chow»

¿Qué nos quiere decir el autor con estas palabras? No lo sé, pero fijo que algo de mucha enjundia. Porque hay gente que, ojo, cuidao, ¡Ehhhhh!, escribe mensajes de mucho contenido donde se condensa todo lo realmente importante. No lo entiende ni Cristo mirando en la Wikipedia, eso sí.

Porque los verdaderos salvadores de la humanidad no hablan clarito pa que se les entienda, no. Hablan raro. Como queriendo dar a entender que su mensaje no es para gentuza que no lea a Rashmund Wilberberger. Que es un señor que me acabo de inventar que escribe polladas raras que no las entiende ni él.

-Jo, este libro me ha quedao planchao. No se entiende una mierda. Lo voy a petar en los bares de hipsters.

Y todos a comprar los veinticinco ejemplares hasta que se agoten. Escribir pa hipsters no da perras. Escribir no da perras. Directamente.

Jo, echo de menos a Rafael Hernando, que era muy gracioso y se le entendía todo. Otro golpe de la vida ¡Señorita Ec-calata, señorita Ec-calata! ¡Largaos de aquí antes de que patee vuestro jodido culo de blanquitos!

¡Cielos! ¡Ha vuelto a ocurrir! ¿Ande habré echao el chaleco fosforito?