En el curso que estoy haciendo, esta semana toca el estudio de la mecanografía. Considerando que llevo toda mi vida poniendo los dedos sobre el teclado como me da la gana, sin orden ni concierto alguno, y que después de operarme ambas manos tengo la motricidad fina que no paso la ITV ni haciendo trampas, imaginad la situación:

Hay que transcribir un audio en el que un señor que podría doblar al gran Cantinflas (PERO SIN PUTA GRACIA) , explica cómo se calcula el máximo común divisor, o el mínimo común múltiplo o la madre que parió a ambas actividades y todo lo que les cuelga. Tal que así es como habla el señor en cuestión:

«Ahorita vamos a armar nuestra tablita ¿si? Entonses vamos a determinar el máximo común divisor del 60 el 36 y el 24. Entonses los números que vamos a escoger, son números primos. Lo ponemos acá: «nú-me-ros, pri-mos»… (entiendo que lo está apuntando en un pizarrín o algo).

A PARTIR DE ESTE PUNTO, CON MIS 90 CARACTERES POR MINUTO DE VERTIGINOSA VELOCIDAD, YA SE ME INFLARON LOS TAMALES Y TODO ME SONABA ASÍ:

«No, pues vean que de estos tres números acá hay que buscar uno que sea divisible, nomás que pueda dividir a los 3 al mismo tiempo ¿sí? Si se fijan, el 2 cumple requisito, no pos vaya, que uno a veses dijo que no dijo pero vean que pues entonses ¡claro que sí, amigo! ¡No me sea pendejote y mamalón! Le pone acá nomás, se lleva una, la suman allá, y entre todos no hasen ni verga. ¡nooooo pos no faltaba más! ¡YA DEJE DE DARLE VUELTAS AL MALACATE! Entonses agarran y le van dividiendo de a poco ¡DIJE “DE A POCO»! ¡BÁJELE DE HUEVOS, WEY! El que no entendió que se vaya a chingar tamales. ¡Tanto pedo pa cagar aguado! Y acá vieron cómo se le hase pa calcular nomás el pinche máximo común divisor, que está padrísimo y rechingón ¡Denle like y suscríbanse, cabrones!”.

Y por eso odio la mecanografía, el máximo común divisor y ojalá se le incruste un nopal superdotado en el ano al que lo inventó.