El verano es una época muy buena por el asunto de la fruta. Antes la cosa era menos surtida porque lo que son frutas de verano había paraguayos, melocotones, ciruelas, melones, sandías y poco más («mimimimi… también había otras». Que sí, que sí, déjate de jodel el chiste, Openjaimer).

Pero ahora hay todo tipo de híbridos entre paraguayo, melocotón, ciruela, y todo eso, que es muy gracioso porque por ejemplo te encuentras con las platerinas, que son paraguayos pero depilaos. La platerina es un paraguayo, pero con exceso de filtros de Instagram. Y brillan. Es como cuando te haces un selfie en la playa y se te olvida poner el filtro antichurretones encargao de difuminar del jeto la disolución de Delial y sudor.

Y luego ya están otras frutas mutantes como el paracatón, el melocotoguayo, la paraguaterina, la ciruecotoguaya, el albaricotón o el afamado melocotón de regadío, también conocido como reguetón o «fruta de la inmundisia ya tu sabeh blóder».

No sé por qué no se han puesto manos a la obra los grandes genios del género aprovechando tal diversidad frutal:

♫Oh, yeah,

Mami

allá donde tú vayah

yo te como la melocotoguaya

oh, no, oh, no!

Mayami me lo confilmó ♫

Que bien pensao, para la media ya sería una letra candidata al Nobel de nadología y a otros prestigiosos premios como el Selbantes, o los Óscal.

Hala, id por la sombra, que por el sol se os derrite el Delial y hace mal efecto.