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La gaveta en cuestión tras dejar de ser una obra de arte |
El valor del artístico elemento viene a ser de unos 800.000 euros, supongo que con IVA incluido (por si alguien se despista, la obra de arte es el andamiaje que se ve en el centro de la imagen bajo el cual hay una gaveta de goma de esas que usaban los albañiles cuando tenían trabajo). Por cierto, conste que no había oído hablar de Martin Kippenberger en mi vida. Y no disimulen, que ustedes tampoco… pero vamos a lo que vamos:
Esta hermosa creación artística lleva por título algo así como «Cuando empieza a gotear desde el techo» y al parecer es una alegoría más o menos elaborada de lo que pasa cuando pintas el techo zafiamente y la pintura empieza a gotear al suelo por efecto de la gravedad, que tiene muy mala baba. La verdad es que por la módica cantidad de 500 euros ya lo podía explicar yo mismo de forma más gráfica, pero como no soy artista conceptual…
El caso es que una esforzada limpiadora del museo observó que la gaveta estaba toda llena de cal y guarrerías varias y decidió tirar de mocho, estropajo del calibre 7 y una mezcla de Mister Proper y Calgón como si no existiera un mañana, hasta dejarla más limpia que una patena sin estrenar. El problema es que el exceso de celo profesional no le permitió ver que las incrustaciones de roña calcárea formaban parte de la obra de arte, y como ya he dicho antes, los restauradores del museo consideran ahora que no hay nada que se pueda hacer para devolverle su antiguo esplendor roñeril. Esto me lleva a pensar que los restauradores deberían ser despedidos de inmediato.
Cuando la empresa responsable de la limpieza reprendió a la curranta por la felonía que acababa de cometer, la buena mujer, con muy buen criterio, respondió que creía que estaban haciendo obras en el museo y que al ver el andamio medio esgonciado y la gaveta de goma con más mierda que el palo de un gallinero venido a menos decidió que aquello no hacía bonito en mitad de la sala. Y lógicamente cumplió con su trabajo.