Cuando ponéis fotos de desayunos idílicos, se nota que están preparadas porque hay cosas que cantan muchísimo:
1.-No hay migas esparcidas por el mantel.
2.- El mantel no tiene lamparones de colacao
3.-Poneis la leche en una jarrita monísima, cuando todo el mundo sabe que la leche ya viene envasada en una tarreña de tetrabrik, o en una botelluca ¿Qué clase de degenerado/a mancharía la jarrita cuqui sin haber necesidad alguna? ¡COÑO YA CON EL POSTUREO!
4.- Ponéis servilletas de tela en lugar del rollo de papel de cocina, como Dios manda. ¿Vivís en Falcon Crest o qué hostias?
5.- No se cree nadie que exprimáis una jarra de litro y medio de zumo de naranja natural. Todo el mundo sabe que se les van las vitaminas. Normalmente al mantel, en forma de lamparón de zumo de brik del Hacendado. ¡DISPOSITIVOS ANTIGOTEO EN LOS BRIKS DEL HACENDADO, YA!
6.- ¿Por qué extraña razón ponéis atados los cubiertos con un cordel monísimo de cáñamo de Madagascar coloreado con lapislázuli de comercio justo? ¿Están secuestrados? ¿Son los putos cubiertos del señor Grey? ¿PERO QUÉ COÑO OS PASA?
7.- Hay catorce platitos con diferentes semillas, cosas en polvo, frutos de esos que dan los matos del monte, y otras sustancias inidentificables. Conclusión: os dedicáis a cortar drojas con la primera mierda que encontráis en el armario de la limpieza o en la caja de los medicamentos.
Y hasta aquí, mi alegato en favor de los desayunos cuquis y casuales que se cuelgan en redes sociales. Si hay que andar con tanta hostia pa mostrar el desayuno, es que hay mucho que ocultar.