1.-Uns  pican: una cosa normal. Si acaso te escarallan un poco la úvula, o pierdes el sentido del gusto y la sensibilidad bucofaríngea un par de horas. Pero nada más. Después de uno de estos, ya te da igual comer pulpo que neumático cocido. El sabor será el mismo aproximadamente

2.-Outros PARECE que non pican: pero en aproximadamente 15 segundos resulta que sí, y te dan ganas de arrojarte a la pataqueira y dejarte fenecer allí. Pero al final se te pasa. Por esto, en los buenos restaurantes especializados en pimientos de Padrón, siempre tienen una pataqueira a disposición de los clientes.

3.-Outros, non pican ni gota. Una cosa que está bien, pero sin emoción ninguna. Incluso te decepcionas un poco porque no pican, perdiendo por ello la oportunidad de tirarse a la pataqueira del restaurante.

4.-Y luego ya, los que pican que me cagho na leira que los botou, que varios días después aún parece que te han pinchao el botox directamente con compresor hidráulico. Eso está cultivao encima de algún yacimiento de uranio enriquecido, porque de lo contrario es inexplicable. En la imagen (advertimos que es durísima), Carmiña Carajeiro Matacans, recuperándose de uno de estos siete días después, como queriendo hacer ver que se encuentra mejor. Con escaso éxito, por cierto. Aquí ya, no podemos hablar de tirarse a nada ni a nadie. Ni a la pataqueira, ni a Josito el de Combarro.

Pobriña…

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