¡Qué suerte! Mira tú por donde voy a ser uno de esos privilegiados que se podrán jubilar a los 65 años con el 100% de la pensión siempre que, claro está, no me quede sin trabajo en los 25 años largos que me faltan, pueda pagar cada mes la cuota de autónomos, o no aumenten aún más la edad de jubilación, por poner algún ejemplo. Estoy que no quepo en mí de gozo. No se si enviarles a sus Señorías un ramo de flores o una granada de fragmentación con un lacito.

Y es que lo hermoso de la política es que a las 10 de la mañana  puedes jurar por la gloria de Snoopy que no vas a tocar las pensiones o que no hay crisis sino «desaceleración», o que eres de un chupiguay que se defeca la perra, y antes de la hora de comer decir todo lo contrario, llamarlo «ejercicio de responsabilidad» y quedarte más ancho que pancho. Y todo ello sin arrugarte los faldones de  la americana de Armani, mire usted.

Digámoslo clarito: estamos gobernados por profesionales de la demencia más extrema. Si las cosas van mal, es culpa del que vino antes, y si van bien es mérito propio. Si hay beneficios se capitalizan y si hay pérdidas se socializan. Se dialoga, pero si la parte contraria no está de acuerdo se ejerce el derecho de veto. Se predica la pluralidad pero no se te ocurra decir nada contrario al pensamiento único porque serás un facha. Se defecan en todo lo que huela a tradiciones o costumbres propias, pero hay que tragar con todo lo que venga de fuera en aras del multiculturalismo. Se puede ser delincuente profesional y tener una ficha policial del tamaño del soldadito de Nacho Vidal, pero ni se te ocurra dejar de pagar la hipoteca tras quedarte en el paro, porque el banco te birlará tu casa y tú seguirás  con la misma deuda y bajo un puente. Eso suponiendo que encuentres un puente libre.

Y mientras, ahí «eshtá, mireushté» el señor Rajoy como los búhos, con los ojos muy abiertos y fijándose mucho en la situación y suplicando a los dioses que ZP no se largue, no sea que le toque a él enmarronarse en  estas cosas tan desagradables de los «ajustes sociales» y todas esas guarradas que nos gustan a la plebe.

Y Felipe sentadito en Gas Natural, y «Ánsar» en Endesa. Mira tú que bien: así tenemos proveedores para las cámaras de gas y las sillas eléctricas, que digo yo que serían una receta eficaz para reducir el número de pensionistas,  y eso que se iba a ahorrar el estado. Claro que, ya puestos  a ser eficaces podrían homologar un sencillo dispositivo que conecte directamente el tubo de escape de los autobuses con el aire acondicionado, meter en ellos a los jubilados que se van con el Inserso a Benidorm, y ¡Ahorro que te crió!  Tengan en cuenta que al parecer la muerte por inhalación de CO2 es muy dulce. Eso sí, el dispositivo sería fabricado íntegramente con componentes reciclados y ecológicos, que no podemos olvidar que somos muy guays. Y naturalmente, los fabricaría un amiguete a cambio de jugosas comisiones.

Y voy a aprovechar que, de momento, y teóricamente, en un blog aún se puede decir lo que a uno salga de los mismísimos para enviar a sus señorías y señoríos, a los sindicaleros vendidos, a la manga de comemierdas. mediocres, pesebreros, peinabombillas, gafapastas, pseudoartistas, amiguetes, cagabandurrias, sobrinísimos, meachaneles, perroflautas ideológicos, feminazis, neoburguesillos de famobil, garrapatas de chiringuito, remedos de pseudoejecutivos engominados con sus propios mocos y demás subespecies  que pululan por este país, que se vayan a la soberanísima mierda no sin antes enviar un cordial saludo a la recontraputísima madre que los recontra mil puta parió (gracias Argentina, por vuestros insuperables insultos).

Todo ello, eso sí, desde el respeto, el diálogo y la cada vez más menguada tolerancia.

¡Que la fuerza nos acompañe, porque la dicha y el bienestar va a ser que no!