Hacer la declaración de la renta a la pata coja, provocar una fisión nuclear con una tapa de yogur, un cordel y un moco, abrir la boca en las redes sociales sin que nadie se ofenda, encabrone, y/o altere y comerse las uvas. Todas ellas son acciones que se caracterizan por su complejidad extrema que te cagas.
De las tres primeras no voy a hablar por modestia y porque no tengo ni puta idea. Por el contrario, de comerse las uvas controlo mucho. Casi podría de decirse que soy un experto. También podría decirse que no tengo ni puta idea, pero mi doble condición de español y cuñao me llevan a regalaros esta clase magistral acerca del correcto uso y disfrute de las doce uvas y su interacción con las doce campanadas:
1.- Se cogen 12 uvas. Tienen que ser de la variedad Aledo, por su carácter afrutado y su marcado pregusto, gusto, postgusto y retrogusto a uva. La sensación en boca es de tener uvas en la boca. Si antes te comes un regaliz, tres almendras y chupas la pata del sofá, además obtendrás delicados matices de regaliz, almendra y madera. El resto de variedades de uva no valen porque son una mierda. Si te compras uvas sin pepitas viene el espíritu del Fary y te da dos hostias por amariconao.
2- Se cuentan las uvas para asegurarse de que son doce. Se debe hacer así: «una, os es, at, inc (ahora respirando pa dentro) eis, et, och, nué, dié, on, ¡doce!»
3-Te llenas de orgullo y satisfacción porque las contaste bien. Eres un máquina del álgebra y el cálculo.
4-Enciendes la tele y pones las doce campanadas. Preferentemente las de la Puerta del Sol. La tele no enciende. Normal. Suelta ya el mando del deuvedé y coge el de la tele. Ahora sí. Este año ya no está Ramón García porque no pasó la ITV. En su lugar están los cocineros esos del Masterchef que tienen mú malaje. También está Anne Igartiburu porque puede mirar pa los dos a la vez. Como Leticia Sabater, que también fue candidata a presentar las campanadas pero en TVE la descartaron porque tampoco pasó la ITV y porque era Leticia Sabater.
5-Cuentas las uvas otra vez: «una, os es, at, inc…» no vaya a ser que no haya doce.
6.-El de Masterchef coge un kilo de uvas y se los mete en la boca empujando con un zapato. Mastica las uvas enérgicamente y dice que son una puta mierda y pone a Anne Igartiburu a parir por ello.
7-Anne Igartiburu le da dos hostias pues. Por cretino. El otro cocinero no abre la boca no vaya a ser.
8.-Ponen un anuncio de Chanel, otro de Versace y otro de Coca Cola. Te pones muy contento porque a una Coca Cola todavía llegas. Eres un tío con pasta. Recuerdas que en la nevera tienes Cola del Mercadona porque es más barata. Y que no tienes pasta. Te deprimes.
9.-Cuentas las uvas otra vez porque eres un puto agonías. Sigue habiendo doce, lo cual es normal porque las uvas son gilipollas como los zombies de The Walking Dead y es lo que tienen. Las metes en un bol y se dedican a estamparse la pepitilla con las paredes del bol y no son capaces de escapar ni nada. Tranqui. Siguen y seguirán siendo doce.
10-Suenan los cuartos y te preguntas por qué mierda tienen que sonar los cuartos con lo fácil que sería poner a un señor de Murcia que dijera » ¡Acho, pijo! ¡Atiende! ¡A la una, a las os, a las es! ¡YA!». Ves por la tele que en la torre del reloj cae una bola atada a una cuerda y te preguntas por qué cojones se ponen a atar bolas de una cuerda en lugar de gastar el dinero en algo importante. Políticos de mierda… Recibes el Whatsapp 56784 con el mismo chiste por 56784ava vez. Lo miras no vaya a ser que sea algo urgente.
11- A todo esto te das cuenta de que en la tele ya van por la cuarta campanada. Cuentas las uvas de nuevo. Sigue habiendo doce. Además de imbécil, desconfiao. Te embutes las uvas a puñaos, ahí a lo Pepe el de Masterchef. Anne Igartiburu ya está diciendo «Feliz 2017» Pepe el de Masterchef está escupiendo el cava y poniendo a parir a medio San Sadurní de Noya porque el nivel de carbónico en la Escala Richter no es correcto. Anne Igartiburu le hace una maña de judo que lo pone fino.
12- Este año sólo te han sobrao cuatro uvas. Lo sabes porque las cuentas. Te preguntas cuántas uvas te habrás comido. Lo menos seis. Además de idiota eres imbécil. Sientes en la boca un agradable sabor afrutado y un marcado pregusto, gusto, postgusto y retrogusto a uva. La sensación en boca es de tener lo menos seis uvas en la boca. Lo sabes porque te sobraron cuatro. Te llega el Whatsapp 56785. Limpias la pantalla de uva y babas con la manga. Es el mismo chiste pero te descojonas otra vez porque eres así. Del mismo descojone escupes todo el bolo alimenticio de uva y babas sobre la mesa para solaz y esparcimiento de la familia, que celebra tu simpática ocurrencia con vítores, loores y gontumadres. La ceremonia de las uvas ha sido un éxito un año más.
Y así es como se hace la cosa de las uvas. Espero que quede claro de una vez por todas, que luego lo hacéis como el culo y os preguntáis por qué.
Y sin más, os deseo un feliz San Fermín, que cumpláis muchos más y que la fuerza sus acompañe al médico de cabecera cuando tengáis que ir.