Es curioso que casi todos los entes más o menos humanos pasemos antes o después por esa infernal etapa de terrores nocturnos infantiles. Recuerdo que cuando tenía unos cinco o seis años, cada noche soñaba con gente que tenía el mismo aspecto que los negativos de las fotos que, todo hay que decirlo, para mí era una cosa de mucho acojonar. Y encima los muy pendejos se movían como a cámara lenta, y yo a cámara aún más lenta, lo cual me dejaba con menos posibilidades de supervivencia que un vendedor de tangas en una comunidad Amish.   Supongo que es lo que tiene nacer en plena era de la fotografía analógica. Imagino que de haber nacido en 2005 hoy soñaría con abominables engendros con careto de micro SD y criaturas del Averno con los genitales en forma de Memory Stick de 4 gigas.

-¡Mamáaa! ¡Que me come una tarjeta SD!
-¡Tranquilo hijo!, formatéala, y ponle la pestaña en modo de sólo lectura. Ea, ea, ea……

Así tiene pesadillas cualquiera. Es como si tus enemigos funcionasen en Windows: un simple collejón en mitad del escritorio, y aprovechas para huir mientras se reinician.

Mi hijo mayor, sin embargo, soñó que le comía una letra «B» el mismo día que le dí sus primeras nociones de MS-DOS. Aquí se aprecia una clara evolución tecnológica. Verídico.

En mi caso, recuerdo que mi madre me compró con todo el amor del mundo un «angelito de los sueños» que básicamente era una lucecilla mortecina de color verdoso con la silueta de un angelito dibujada en color dorado. Es el día de hoy que me acuerdo de aquella invención del maligno y aún se me erizan los pelillos de la chepa. Y es que no he conseguido comprender qué clase de degenerado mental puede diseñar un objeto tan desasosegante, cuya función principal se supone que debería ser tranquilizar y velar los sueños de un niño.

El caso es que era enchufar aquello y apagar la luz, y toda la habitación se veía envuelta en un resplandor verdoso y titilante que convertía en una pesadilla cuantos objetos habitaban en ella. A nadie se le ocurriría pensar que un clic de Famobil o un Geyperman pueda suponer una amenaza. Falso. En esas condiciones lumínicas,  el diabólico flequillo de un clic bombero  haría huir al mismísimo Chuck Norris perdiendo los intestinos por el camino.

Imagino que a día de hoy el diseñador de aquella abominación será en el mejor de los casos un hombre muy mayor al que francamente le regalaría un braguero sado con los pinchos hacia dentro. Quid pro quo, colega…

Actualmente mi hija pequeña está pasando por su fase de terrores nocturnos. La diferencia es que ella tiene un angelito de los sueños con forma de luna y estrellita de colorinos con tecnología LED que le da a la habitación un ambiente cromático de lo más tecnológico-molón. Y todo ello con unos módicos 0,2 W de consumo

Y es que al igual que las penas con pan,  las pesadillas con tecnología LED son mucho más llevaderas.

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PD:  tras cuatro meses de andadura, quiero agradecer a todos  los visitantes de este blog el tiempo que dedican a su lectura. Me cuesta trabajo creer que alguien se moleste en leer esta cosa que empezó siendo una especie de engendro  terapéutico…  Así es que, amigos lectores de España, USA, Mexico, Colombia, Perú, Argentina, Chile, ¡China!, Reino Unido, Alemania, Francia, Eslovenia, etc…. ¡Felices y luminosos sueños LED!.