No, en serio: este espinoso asunto que paso a relataros, me trae por la calle de la Amargura, pero además no como si se tratara de la calle de la Amargura en estado de normalidad, no. Hablo de la calle de la Amargura en plan bares y comercios cerraos, con cacas de perro, de facóquero y de señor de Cintruénigos en cada baldosa, y… ¡Coño! Me acabo de percatar de que esto, en general, es cualquier calle ahora mismo. Pero a lo que iba, que luego os vais por los cerros de Úbeda.

Como iba diciendo, me trae por la calle en general, el asunto de las cadenas estas que pululan por la red, y van rebotando de whatsapp en whatsapp por el ancho mundo, hasta tal punto que llegan a atravesar la mar océana y llegan allende los océanos. Por el contrario, si lo que han atravesado es la mar, así a pelo, llegan allende los mares debido a un principio físico muy simple.

Porque a ver: el asunto de «comparte esta mierda para que los niños de Kuala Lumpur puedan escoforñarse a gustico. Si no lo haces, pesará sobre tu conciencia, ¡Pedazo de cabrón!», me cuesta comprenderlo. Quien dice lo de los niños de Kuala Lumpur, dice «sé que no me darás like porque me gusta la pizza con piña y los bocatas de mermelada de neumático de tractor afgano».

Porque lo que viene siendo la relación entre que tú dejes de darle like o amén a una cadena y que Facundo Parral no pueda consumar el acto con su soplete de acetileno, con el que mantiene una tórrida relación, o que al bueno de Apapawanda Kurphanwalati le vuelva a crecer el miembro que se amputó en aquel terrible accidente con la Thermomix, que dejó tan acojonados a los del centro de salud de Rajapurtalah que aún se comenta a la hora del café lo del gilipollas de la Thermomix, yo de verdad que no lo veo.

Y ya, lo de cuantificar el porcentaje de tus contactos que cagarán plenamente para tu cadena mierdosa y los que, por el contrario, lo compartirán y megustearán como es debido, me deja en plenitud de picuetismo y estupefacción. Y es que en el día de hoy he recibido una cadena increíblemente inquietante. Tanto, que no he sabido si darle like, amén, o imprimirla e ir pegándola en los tablones de anuncios del Alimerka. Analicemos el asunto:

Dise la cadena en cuestión, con todo su santo potorro:

«El 96% de ustedes no compartirá esto, pero el 3% sí lo hará…»

Y claro, es evidente que 96 de cada 100, te mandan a la mierda y pasan de tu cadena como de pagarle el gimnasio al vecino. Siguiendo con los números, un 3% deciden compartir por alguna misteriosa razón que sólo se me ocurre que sea por quedar bien y pertenecer a una selecta minoría. ¿Y QUÉ COÑO HACE EL 1% QUE FALTA? Me parece fatal que se mande una cadena que no deja claras estas cosas. O sea, que ni lo comparten ni lo dejan de compartir sino que, al contrario, entiendo que se hacen la vasectomía con la Thermomix, como el tolay de Apapawanda Kurphanwalati.

O sea, vale que se envíen cadenas de mierda, que ya tiene poco pase, pero de hacerlo que sea dejando las cosas claritas y bien explicás, o en su defecto con unos números que cuadren decentemente.

Dicho lo cual, va a ser que lo de la pandemia viene siendo por el asunto de no compartir ni darle likes a las cadenas ¡Cabrones! Eso es como el caso de Apapawanda Kurphanwalati, que cuando los dioses hicieron recuento de amenes, les salió que de los 8.000.000 que eran precisos para que Apapawanda no perdiera la pichurrica, sólo se recaudaron 7.847.348, y se quedó el hombre sin badajo por la racanería del ser humano en materia de likes y amenes.

Acá les vengo dejando captura de pantalla de la cadenica con los números mal echaos y la trama sin resolver. Esto viene siendo a las cadenas, como el final de «Los Serrano» a las series.

Mierda de mundo, primicos…