En este entrañable día lleno de alegría, ilusión, reencuentros, güasás de gatetes drogadictos con gorro que hablan con voz de pito y te desean una feliz navidad y vídeos de elfos que bailan, que es una cosa muy original y de mucha risa, quiero compartir algunas reflexiones y briconsejos:

Si vas a cenar a Madrid y no quieres quedar fatalo, no olvides que según el barrio hay que seguir unas normas lingüísticas muy estrictas. Por ejemplo, si a alguien le pica lo que sea, tiés que decir «¡Poarraj caté!». Si te preguntan si te ha gustado la comida, hay que decir «¡Fuá tronga/o!» y acto seguido desabrocharse el cinturón y bajarse la portañica proporcionalmente al molamiento culinario mientras te masuñas a dos manos lo que viene siendo el abdomen. Como en las foticas de la revista «Ser Padres Today», pero con menos glamour y más flatulencia. Si lo quieres petar del todo, puedes añadir «¡M’é guedao comuna persona mayor! ¿Sabej loguete quié cir?». Luego ya, si quieres animar la velada, una de dos: o te cantaj unoj villancicoooos, o ponej un poguito de musiguita. Son consejos que hay que saber.

En otro orden de cosas, y esto es aplicable a to’l territorio nacional o republicano, hay que hablar de Cataluña, de Podemos, del PP, de Jorge Javier y de júrgol, que son cosas que unen mucho. También es una idea de mucha risa abrir debate con tus suegris acerca de las mil y una técnicas del sexo anal. Si son del Opúsculus Dómini, eso ya es una risera en vinagreta que te partes el anus dei.

Si lo tuyo ya es de educación victoriana de colegio inglés de esos de estreñimiento pertinaz, coge una cinta de espumillón del árbol y pásatela sensualmente por el entrepatuelo. A lo señor que va disfrazao de policía a las despedidas de soltera. Esto ya no debería decirlo porque son técnicas avanzadas sólo para iniciados, pero si quieres epatar del todo a la concurrencia, coges dos bolas del árbol y haces con ellas ingeniosos chistes picaruelos. Si el público es de nivel de verdad, sabrá apreciar tu performance en lo que vale.

Naturalmente, antes de irse hay que exigir que te metan las sobras en esos recipientes con tapa hermética. No olvides que se llaman «tupergüeres» o «tuperbaders», que luego lo dices mal y quedas de catéter totalo. Si te molan los candelabros, puedes pedir que te los metan en otro tuperbader, o hurtarlos directamente con to’l jeto.

Espero que estos briconsejos os resulten muy útiles. Y dejadme ya en paz, joder, que tengo que ir a hacer lo de dentro de las casadiellas.