Hay tres palabras que por separado no están mal, pero cuando las juntas eso es como el tomate, la mozarella y el orégano, que hacen mejor trío que Los Panchos o los Biyís. Efectivamente: hablamos de la nunca bastante ponderada expresión «se conoce que».

Por ejemplo, no tienes cuartos bastantes a pesar de currar más que el helicóstero de Moncloa. Pues «se conoce que» la culpa es de la oposición, o en su caso, de alguien que es otro que no somox noxotrox. Qué cabronacos.

Amaneces en tu cama tras una noche de desenfreno, de esas que si te hacen un análisis te sale la sangre de 98 octanos y el nivel de vidrio disparadísimo: pues «se conoce que» ibas más perjudicadito que Ernesto de Janover en la fiesta de fin de curso, y te has teletransportao a lo tonto del bar a tu habitación por no saber beber. O por culpa de Pusdemón o de Quim Torrija. A lo de ir vestido de bata de cola no le encuentras explicación. Se conoce que no la tiene, y te aceptas tal como eres. Ahí sí que no hay duda de que tienes parentesco con Quim Torrija, que se conoce que se acepta tal como es.

Vives en España, que otra cosa no, pero sol hay por un tubo. Pero los paneles solares son una mariconada antipatriótica, y a los que los ponen hay que vigilarlos de cerca por subversivos y por escojonar el tema del déficit de tarifa, que es una cosa que hace que las eléctricas pierdan perras tontamente. Se conoce que igual hay mucho hijo púcter. Y/o que somos gilipollers.

Luego está el tema de la libertad de expresión y eso, que se puede decir lo que quieras sin problema, siempre que digas lo que hay que decir y no digas nada que no se deba decir, porque poder se puede, pero no mucho. Se conoce que no se puede, porque si no te linchan por las redes, que te lo tienes merecido por cipotudo/a, por facha/o y por rojazo/a de las JONS/JANS. HASTA AHÍ PODÍAMOS LLEGAR. Si tal, es libertad de expresión, y si Pascual es leche uperisada. No tiene nada nada que ver.

Y es que se conoce que una cosa es agresión y otra una hostia bien dá. Se conoce que una cosa y su contraria es rectificación, pero una cosa y su contraria es incoherencia. Se conoce que rectificar es de sabios, o de cobardes. Se conoce que a veces dan ganas de desaparecer. Se conoce que a veces uno se jarta de griterío. Se conoce que ya no nos reconocemos ni con un croquis. Se conoce que quienes proclaman que no hay límites se refieren siempre a los suyos.

Se conoce que prefiero reírme de mí y con todo. Se conoce que quien no lo vea así tiene las puertas igual o más abiertas que cuando vino.

Porque se conoce que me importa una mierda que me den o me quiten razón. Porque se conoce que no recuerdo haber nombrado policías del recto pensar. Eso ha de ser.

Se conoce que la gente que SE amarga la vida, es responsable de su propia amargura y por eso mismo se conoce que no permito que me pisen la huerta que tanto me costó sembrar. Eso es lo que «se conoce que». Ni más ni menos.

Se conoce que debe ser difícil de entender…

 

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